‘S-opita y seco’

deportes tolima

IBAGUÉ. Ni en la peor época del entrenador ibaguereño Carlos Castro, el Deportes Tolima sufrió humillaciones como la del 6 de septiembre en Bogotá (5-0), propinada por el Santa Fe, y la vivida ayer frente a su afición, que tuvo que ver como el Atlético Huila lo venció 5-1.
En la rueda de prensa, al término del clásico regional, el técnico Alberto Gamero se disculpó y dijo no tener palabras para explicar lo que sucedió.
Y eso que el Vinotinto y Oro arrancó con el pie derecho, gracias a un tanto de Yimmi Chará, quien fue habilitado por el delantero Marco Pérez, en una acción protestada por Fernando ‘Pecoso’ Castro por un supuesto fuera de lugar. Eso le significó la expulsión.
El gol fue apenas un ‘espejismo’, toda vez que la ‘Tribu’ no jugaba bien, y nunca pudo hacerlo en todo el encuentro. Por eso, los ‘Opitas’ pudieron darle vuelta al choque, y hasta siguieron de largo. Se pegaron la rodadita con toda la tranquilidad del mundo.
La remontada comenzó bajo el liderazgo del delantero Juan Fernando Caicedo, quien se dio el placer de concretar una tripleta. El primer tanto lo hizo de tiro penal (mano en el área), luego de cabeza en un tiro de esquina y por último de la misma forma, pero en contragolpe.
Los otros dos ‘puntillazos’ los pegó el ingenioso y aguerrido Hernán Hechalar. En uno fusiló al portero Leonardo Burián con la total complicidad de la zaga, y el segundo significó la estocada final, cuando Tolima estaba al todo o nada.
En el minuto 67, el juez central decretó una pena máxima a favor de los ‘Musicales’, por una mano en el área. La afición alcanzó a ilusionarse con un ‘milagro’, como el ocurrido precisamente en su última confrontación en el ‘Coloso de la 37’ frente al Once Caldas.
Sin embargo, fue la confirmación de que todo terminaría mal, debido a que el guardameta Ernesto Hernández atajó de manera espectacular el cobro de Pérez.
Y eso que ya estaban en el campo Yulián Mejía, David Silva y Charles Monsalvo. Todos entraron juntos para la segunda mitad, pero ninguno pudo hacer nada para evitar una nueva catástrofe, y que aumenten a seis las fechas sin conocer la victoria. Las alarmas siguen prendidas, pero ahora suenan más fuerte.

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