Asesinó a machetazos a tres abuelitos

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CAJAMARCA. Consternados están los habitantes del corregimiento de Anaime, en Cajamarca con el asesinato de tres abuelitos a machete. El homicida también hirió a tres personas más.

Historia. Como una película de terror catalogan los cajamarcunos el triple homicidio del que fueron víctimas varios ancianos de un albergue.
Al caer la noche del sábado, un escándalo se armó en la entrada del barrio Fátima que también es conocido como Villa Turín, pues un hombre con machete en mano, sin mediar palabra y como ‘loco’ a diestra y siniestra lanzaba machetazos a quien le apareciera por el camino.
Se trataba de Elmer Maldonado Arenas, de 51 años de edad y que con el arma blanca al parecer atacó a Sigilfredo Arévalo Espitia, de 56 años y que es discapacitado.
Arévalo iba en una moto adaptada para poder movilizarse cuando Maldonado Arenas le amputó dos dedos de la mano izquierda y lo cortó en la cabeza.
Algunas personas se ocultaban en sus casas, pero otras con celulares en mano grabaron el momento en que un habitante con otro machete intentó agredir a Maldonado Arenas y otro al ver que no lograban controlarlo sacó un arma y le disparó en una pierna.

Eso no era todo. Antes de que Maldonado Arenas atacara a Arévalo Espitia, golpeó la puerta de la vivienda de Doris Beltrán Cañaveral, de 48 años de edad, “le preguntó que quería y fue cuando le dio el machetazo en la mano y la cabeza. Luego entró a la casa y vio a la muchacha embarazada y también le iba a dar, pero el esposo se metió, se botaron al río pero el loco los persiguió”, indicó un lugareño.
Maldonado Arenas ‘enceguecido’ corrió detrás de Weimar Alfredo Henao Rubio, de 21 años de edad quien huía del terror junto con su compañera sentimental.

Lo peor. Cuando todos pensaron que el horror se había acabado, lo peor estaba por ser descubierto, pues ingresaron a la casa donde Maldonado Arenas vivía con cuatro abuelitos más y vieron a tres de ellos sin vida, llenos de sangre, sin algunas partes de sus cuerpos, tendidos en el piso y en sus camas.
Al parecer Maldonado Arenas minutos antes de que hiriera de gravedad a las tres personas, asesinó a Alberto Rozo Rodríguez, Guillermo Martín Garzón y Siervo Tulio Contreras Borda.
Aunque nadie escuchó nada sobre esta masacre, la comunidad lo señala como el principal sospechoso, pues desde hace más de un mes residía con ellos en esta casa hecha de tejas y madera a la orilla del principal afluente de la zona.

Antes de morir. Ana Torres, quien es la encargada de atender a los abuelitos del ancianato de Anaime, sobre las 5:30 de la tarde de ese día se despidió de ellos sin saber que era la última vez que los vería: “Comieron y salieron para la casita a dormir, y después de un rato fue cuando escuchamos el bullicio. Nos escondimos para librarnos de una tragedia y al rato la patrona mandó a un muchacho para que mirara a los viejitos y fue cuando nos enteramos que estaban muertos, que los habían matado”, relató Torres.

El albergue. Hace aproximadamente cinco años, la casa donde sucedieron los hechos fue designada por una iglesia Pentecostal para que algunos abuelitos sin familia que respondieran por ellos se quedaran, primero fue adaptada para que un adulto mayor viviera, pero al morir una profesora encargada del ancianato habló con el pastor, le pidió que dejara quedar a otros ancianos y que ella se encargaba de darles la comida.
Presuntamente Maldonado Arenas convivía en este sitio, porque un hermano que es miembro de la iglesia Pentecostal le pidió al pastor que lo dejara quedar ahí. De acuerdo con testigos, el homicida tenía antecedentes de agresión: “A él los hermanos le pagaban arriendo donde una señora, pero ella le pidió la habitación porque también le sacó machete”, contó un testigo.
Igualmente los cajamarcunos contaron que el hombre era problemático: “Le quitaba los bombillos a la casita y dejaba sin luz a los abuelitos. Ellos nos contaron que se fumaba unos cigarrillos que les hacía doler la cabeza”, relataron.

Se salvó. Abraham Fuentes vivía en la misma casa donde fueron asesinados los adultos mayores, sin embargo contó con la suerte de que Maldonado Arenas no acabara con su vida: “Me pidieron la pieza para meterlo a él. No me mató porque no llegué en el momento, estaba tomándome unas cervezas arriba”, señaló Fuentes.

Ante la justicia. Ayer sobre las 2:45 p.m. Maldonado Arenas fue presentado ante el Juez Promiscuo Municipal de Alvarado donde el Fiscal 21 Local le achacó cargos por el delito de homicidio múltiple. Aunque en la audiencia el procesado no aceptó los cargos y fue enviado a la Cárcel de Picaleña, al salir de la sala del Palacio de Justicia indicó que no se arrepentía de lo que hizo y que asesinó a los abuelitos porque tenía problemas con ellos.

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