IBAGUÉ. La historia de Armero se dividió en dos, antes de su trágico fin. En medio de la violenta lucha interpartidista que se libró en la década de los 50 en Colombia, el padre Pedro María Ramírez señalado por los ‘armeritas’ como salvador y victimario separó al pueblo hasta el punto de ser señalado de maldecirlos. De esas palabras pronunciadas antes de su asesinato, muchos explican el origen de la avalancha.
Su historia. Proveniente de una familia conservadora, Pedro María Ramírez en 1931 empezó como párroco en Chaparral, luego de Cunday, en 1934. Hacia 1943 se trasladó a Fresno para dirigir las misas de la iglesia del Municipio y finalmente se radicó en Armero, donde fue asesinado a machetazos en el centro de la plaza del pueblo, el 10 de abril de 1948, un día después del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán.
Como victimario. Se le culpa como un activista que incitaba a la muerte de liberales ‘armeritas’, razón por la cual fue sacado de la iglesia con el fin de matarlo, pese a los intentos de las monjas y muchas familias por salvarlo. Su cuerpo sin vida quedó durante toda la noche expuesto en la vía pública sin que nadie, por temor se acercara a él.
Como víctima. En las ruinas del parque de Armero reposa un sencillo monumento en homenaje al hombre que luego de su muerte se le atribuyen numerosos milagros entre los pobladores de la región y que el 8 de septiembre de este año en la visita del Papa Francisco a Colombia, fue beatificado en Villavicencio.
