«Gracias por todo, padrecito»

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IBAGUÉ. La comunidad católica lamenta la partida del párroco Rafael Camilo Torres Alzate, quien tuvo durante alrededor de cuatro décadas bajo su cargo la Parroquia de Cristo Resucitado y el Cementerio San Bonifacio.

El clérigo falleció el viernes en la noche debido a complicaciones de salud, pero su paso en la comunidad eclesiástica será recordado por los feligreses gracias a su generosidad, sentido de pertenencia y solidaridad con los menos favorecidos.

Juan Felipe Solano Vásquez, corresponsal para el Tolima de Blu Radio y colaborador de la Parroquia, precisó que conocía desde hacía cinco años al padre Torres Alzate:

“Nos deja un vacío muy gande. Será recordado por su generosidad, humanismo, don de gente y dadivosidad. El Cementerio San Bonifacio, sin lugar a duda, ha sido la obra más grande de amor que ha hecho”, dijo.

Otra de las facetas del sacerdote fue la música, para la que tenía un talento innato y además de tener el cariño y reconocimiento de los artistas de la región, ejercía como el capellán oficial de la Fundación Musical de Colombia, encargada de realizar cada año el Festival Nacional de Música Colombiana y el Concurso de Duetos ‘Príncipes de la Canción’.

La velación del padre Torres Alzate se adelanta en la Parroquia Cristo Resucitado del Cementerio San Bonifacio, y hoy al mediodía será trasladado hacia la Catedral.

Se espera que sus honras fúnebres se cumplan a las 4:00 de la tarde, con el acompañamiento de sus feligreses, a quienes alguna vez tendió la mano para bendecirlos, o ayudarles.

 

Su vida y su obra

 

El padre Torres Alzate, natural de Antioquia, llegó aún joven a tierras tolimenses, para luego convertirse en un referente de la fe católica, la humildad y sentido de amor al prójimo, así como de pertenencia en la región.

Contribuyó a la construcción de las parroquias María Auxiliadora de Cádiz, San Antonio María Claret en el barrio del mismo nombre, el Sagrado Corazón de Jesús de Las Ferias, La Santísima Trinidad, en las Brisas, y del Cementerio San Bonifacio en 1964.

Además, fue rector del Colegio Tolimense en repetidas ocasiones. Ejerció como párroco de la Iglesia del Perpetuo Socorro de Belén, vicario de la Catedral, y además trajo el órgano Weckler para la Primada de Ibagué. Allí dirigió el coro durante varios años.

Actualmente laboraba con la Fundación de la Caridad Monseñor José Joaquín Flórez Hernández, que se dedica a la entrega de medicamentos para personas de escasos recursos.

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