Les ‘picaron’ el alma

WEBpicados

IBAGUÉ. Con el dolor de haber perdido a su hijo, Mari Acevedo y su esposo denunciaron sobre un posible caso de negligencia médica en la USI del sur, del barrio Ricaurte, donde fue atendido su pequeño luego de ser picado por un alacrán.

 

Hechos. Deivid Santiago Arias Acevedo fue picado en un dedo de su pie derecho por un alacrán el pasado martes 19, cuando estaba en su casa, la finca Escaleras de la vereda San Simón de Coello Cocora, jurisdicción de Ibagué.

El niño fue llevado por sus padres a la USI del Sur en el barrio Ricaurte de la Ciudad.

 

Calvario. Según la progenitora, el chiquillo a pesar de no gritar estaba muy mal y el médico de turno no lo miró, solo estaba pendiente de su celular.

Mary recuerda con tristeza que el profesional de la salud le dijo que, “ya le vamos a colocar una dipirona (analgésico) y se lo lleva para la casa. No lo miró, nunca lo examinó, como a las 6:00 de la tarde, indicó que le quitaran el suero y se fue”.

La angustiada madre se acercó al otro médico que llegó y le señaló que, “mi bebé respira mal, tiene los ojos desviados, gritaba del dolor de cabeza y suplicaba que le dieran dolex”.

La señora recordó que el galeno preguntó por el antídoto para las picaduras de alacrán.

“La enfermera contestó, ‘que pensábamos que era una virosis porque el otro médico nunca nos dijo que le pusiéramos antídoto, ni que era por picadura de un alacrán”, señaló Acevedo.

Le aplicaron el antídoto, lo reanimaron y trasladaron en ambulancia hasta las urgencias del Hospital Federico Lleras en el Limonar, porque según el criterio del médico estaba próximo en sufrir un paro cardiaco.

Aferrado. El niño ingresó a cuidados intensivos y lo entubaron por el paro cardiaco.

“Fueron días de intenso dolor donde mi hijo se aferraba a la vida con más fuerzas, hasta que ya le dije Dios mío que se haga tu voluntad y no la mía, porque yo sé que se aferraba a la vida por no dejarme sola”. El jueves en la noche, después de 11 paros cardiacos, los doctores le indicaron que se despidieran del niño.

“Se fue lentamente entre mis brazos y dejó un vacío tan grande en la casa porque era toda la alegría”, rememoró entre sollozos.

Por último refirió, “que una doctora me dijo que si a mi bebé le hubieran suministrado el antídoto a tiempo el veneno no habría llegado al corazón”, concluyó.

El niño era el pequeño de la casa, el menor de dos hermanos, la alegría de la familia y deseaba ser ciclista.

Noticias Recientes

Suscríbete

Recibe contenido diario con nuestra suscripción mensual.

Danos tu opinión