IBAGUÉ. Durante la audiencia de juicio oral contra Ángela Johana Guerra Urueña y Edilberto Rojas Torres, padrinos de ‘Sarita’, la niña abusada, torturada y asesinada en Armero Guayabal en abril del año pasado, declararon cuatro testigos, entre ellos la mamá de la niña. Rut Salazar Palacio, la progenitora de ‘Sarita’, con tono de voz débil, mirando hacia abajo y con respuestas cortas y generales, sin exactitud en la temporalidad, contestó las preguntas que le formuló la Fiscalía, el abogado de los acusados y la Procuraduría.
Ella señaló que la niña nació en La Dorada (Caldas), y que se fue a vivir a Armero- Guayabal donde estuvo dos años junto a Sarita, quien nació fruto de una relación con Jesús Gilberto Soto. Indicó que el hombre no respondió por la pequeña.
Asimismo, explicó que a raíz de que la niña aguantaba hambre y no tenía un buen futuro con ella, a pesar de tener buena salud, se la entregó en ‘adopción’, por medio del Bienestar Familiar, en la Comisaría de Familia ante una doctora ‘Viviana’, a los compadres Ángela Johana y ‘Beto’.
Es de aclarar, que ‘Sarita’ fue recibida por los padrinos por medio de la llamada custodia solidaria, en la Comisaría de Familia y no en el Icbf.
Luego agregó que vio en contadas ocasiones a la niña bien vestida y aseada, pero perdió el contacto con ella ocho meses antes de su muerte. Además, que quien visitaba a la chiquilla era su hijo David Stiven y se enteró de la muerte de la menor a través de un noticiero y llamó la atención de la audiencia cuando señaló que ‘Sarita’ había fallecido el 22 de marzo de 2016, cuando el deceso de la niña realmente ocurrió el 22 de abril de 2017.
Habló el hermano. David Stiven Salazar, hermano de ‘Sarita’, también declaró, pero su forma de hablar ‘enredada’ dificultó que los presentes en la diligencia entendieran con claridad lo que contestaba.
El allegado señaló que sí visitaba a la niña cuando salía de trabajar. Conoció a ‘Beto’ porque también laboraba en la limonaria.
Y añadió que dejó de verla siete meses antes porque no le gustó el trato que le daba la madrina a la menor. Dijo que habló con la Comisaria de Familia sobre el trato que los padrinos le daban a la niña, pero la funcionaria le dijo que no podía hacer nada y la niña estaba a cargo de Ángela Johana. Según él, vio pocas veces a ‘Sarita’, y no era la misma, era miedosa y su voz no era igual, además aseguró que el hijo de la pareja maltrataba la pequeña.
El psicólogo. El primer testigo que habló ayer fue un psicólogo quien indicó que sí hubo una selección de la víctima por parte del maltratador debido a su grado de vulnerabilidad.
Y al ser interrogado sobre la relación que existe entre el maltrato infantil y el perfil de los padrinos, señaló que están conectados porque ellos tienen bajo nivel de escolaridad, malas pautas de crianza y el castigo físico es aceptado. En cuanto al trauma encefálico que sufrió la niña, explicó que un adulto es quien lo provoca y al ‘zarandear’ a un niño, se hace fuerza con la mano dominante, lo que provoca un movimiento en forma de ocho del cerebro al interior del cráneo.
Además le llamó la atención que luego del supuesto golpe de la niña al caer de la cama, no hay relación entre la lesión y el tipo de golpe que al parecer sufrió porque no tenía lesiones en tejidos blandos.
Asimismo, detalló que el síndrome del niño ‘zarandeado’ es usual en adultos o cuidadores que descargan toda la ira, tiene mal manejo de las frustraciones o tienen problemas porque no controlan sus impulsos, ante eventos normales de la edad de los niños.
Sus últimas horas. Por último, se escuchó el testimonio de un teniente de la Policía y perfilador criminal de la Dijín que hizo una línea de tiempo (Recuadros). El profesional visitó la vivienda, cuya escena fue modificada y donde la niña pasó sus últimos días de vida e indicó que el agresor era cercano porque la víctima nunca pidió auxilio y no hubo señales de alerta.
