Abuelo murió desangrado

 

IBAGUÉ. Un vaso con agua fue lo último que le pidió Sigifredo Jiménez Díaz a su esposa Martha, antes de morir ayer en la mañana en su cuarto junto a ella, que lo acompañó por más de 50 años.

El triste caso sucedió en la manzana Q casa Cuatro del barrio Pacandé, sector de El Salado, cuando al parecer Jiménez Díaz, cansado de su decaimiento físico, tomó la peor decisión: Cortar con una cuchilla su brazo derecho afectando sus venas, porque en minutos su sangre salió y murió.

Jiménez Díaz había cerrado las ventanas y la puerta de su cuarto, pero antes de morir llamó a su esposa para que le llevara agua. Él se bajó de la cama para quitarle el seguro a la puerta, y en ese momento entró la mujer y vio mucha sangre en el piso: “Ella le dio agua y él falleció”, indicó una allegada.

Asustada salió Martha a llamar a su nuera Leidy Urueña Páez, quien estaba en la casa de enseguida, bañándose para irse.

Urueña Páez había estado a eso de las 8:30 a.m. en la residencia de sus suegros: “La costumbre mía era abrirle la puerta del cuarto (a don Sigifredo), pero no lo hice”, manifestó.

Los hijos de don Sigifredo llegaron al lugar, y luego arribó la Policía para realizar lo respectivo, y por último, el Cuerpo Técnico de Investigación,CTI, realizó la inspección técnica al cadáver.

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