IBAGUÉ. Orquestas, música, discursos salidos del alma, condecoraciones, pañuelos blancos, abrazos por montón y una que otra lágrima conformaron el previo del duelo anoche entre Deportes Tolima y Envigado, como parte del ‘acto de desagravio’ realizado hacia Gabriel Camargo Salamanca. (Ver más fotos)
El presidente del Vinotinto y Oro estuvo dichoso por su regreso al estadio Manuel Murillo Toro luego de siete meses de ausencia, tras enfadarse con un sector de la afición. Todas estas muestras de cariño lo hicieron feliz, pero acabado el cotejo ante los ‘Paisas’, su rostro no fue el mismo con el que entró al ‘Coloso de la 37’.
Reflejó tristeza, porque los únicos que no lograron ‘consentirlo’ fueron sus jugadores, toda vez que cayeron goleados (4-2) por la escuadra antioqueña, la cual desde temprano empezó a dañarle la fiesta al ‘Jefe Plumablanca’, con un tanto de Jhonatan Álvarez (2’).
El 10 aprovechó que Freddy Machado sufrió una molestia en su hombro, para dejarlo en el camino, enganchar a otro contrario, y definir con un remate cruzado ante una tímida reacción de Luis Estacio.
No obstante, los ‘Pijaos’ le subieron el ánimo rápidamente a su ‘Patrón’, gracias a un golazo de tiro libre de Félix Noguera (20’), pero nuevamente Álvarez silenció el estadio, sobre todo el palco de honor, capitalizando un rebote ofrecido por el guardameta local, ante la pasividad de la defensa (26’).
Arrancando la segunda mitad, Tolima pudo igualar la pizarra y reactivar las sonrisas de su ‘President’, cuando Charles Monsalve convirtió en festejo un penal cometido al capitán Yimmi Chará (47’).
Pero cuando parecía que la confrontación finalizaría igualada, para que no se aguara la fiesta armada en nombre del boyacense, apareció Matheus Uribe y ‘dañó el parche’, transformado en goles dos penales claros (85’ y 90’), cometidos por Jhon Hurtado y Félix Noguera.
Fue un ‘ácido’ debut el de los ‘Pijaos’ ante su afición y el hombre que antes de observarlos, anunció que el equipo estaba para grandes cosas. Sin embargo, eso no fue lo que se vio en el terreno de juego, donde el acto terminó siendo de agravio.
RONAL RENGIFO ÁLVAREZ
