IBAGUÉ. Al menos 25 años llevaba viviendo Aldemar Guzmán en su casa del barrio Montecarlo Dos, sector El Salado, donde ayer sus vecinos quedaron sorprendidos con lo que hizo para partir de este mundo.
Todas las mañanas a la residencia de Guzmán llegaba su amigo Mauricio Iván Tamayo, quien iba a tomar tinto y a fumar un cigarrillo.
Ayer no fue la excepción y a las 9:00 a.m., abrió la puerta que era dejada sin seguro para que Tamayo entrara: “Abrí y él estaba ahí tirado”.
Asustado, el hombre salió y le comentó a los vecinos que había encontrado a su amigo con una cuerda en el cuello.
Al parecer, Guzmán tenía todo preparado porque lo último que habló con su amigo Tamayo fue que estaba muy aburrido y por eso le dijo: “Si usted ve algo raro llame a mi hermana”.
El fallecido no vivía solo, allí tenía a uno de sus hijos que era especial.
Los vecinos le comentaron a Q’HUBO que a Guzmán siempre lo veían arreglando la vivienda o sentado hablando. Además, manifestaron que por años él vendió lotería.
Los investigadores de la Sijín tomaron el caso e hicieron la inspección y llevaron el cadáver a Medicina Legal.
