BOGOTÁ. Alberto Godoy Ospina, ibaguereño radicado en cundinamarca, sufrió una reacción adversa a una vacuna aplicada para viajar a un evento en Cartagena como requisito contra la fiebre amarilla.
La dosis le fue aplicada al tolimense en el puesto de salud de la Terminal de Transporte sede Salitre de Bogotá el 31 de enero de 2004. Cinco días después, sufrió dolor de huesos y fiebre de 40 grados, por lo que fue al servicio médico. Su estado se agravó y, según el informe del proceso, tuvo un deterioro progresivo hasta sufrir compromiso de hígado, riñones, entre otras complicaciones y falleció el 7 de febrero del mismo año, tres días después de internado en la Clínica Reina Sofía.
Pilar Hoyos, viuda de Godoy Ospina, quiso esclarecer lo sucedido, por lo que logró enviar una muestra de tejidos a Estados Unidos para el Centro de Control y Prevención de Enfermedades. El dictamen, el 28 de junio de 2004, señaló que Alberto Godoy Ospina murió de una fiebre amarilla por virus vacunal.
La respuesta sobre el resultado, fue dada por la publicación científica The Lancet, que advertía el riesgo de aplicar la vacuna a personas a quienes se les ha extirpado el timo, pequeña glándula ubicada detrás del esternón. El informe reportó la historia de Godoy Ospina. El empresario ibaguereño había sido operado en el 2001.
Por esta razón la mujer inició una batalla jurídica que inició en el 2006, y arrojó un primer fallo en el 2010, pero las partes apelaron la decisión. Finalmente, la justicia colombiana condenó a la Nación por irresponsabilidad médica debido a que no se tomaron medidas necesarias para aplicar la inmunización en una campaña desorganizada y sin tener en cuenta los procolos internacionales.