Cuerpo encontrado en Chucuní serían de María Inés, falta hallar la cabeza

MARÍA INÉS BONILLA MUERTA

IBAGUÉ. Una gorra gris y un llavero fueron suficientes para que Leidy Johana Araméndiz Bonilla reconociera que los restos óseos hallados por el CTI de la Fiscalía en la vereda Chucuní, correspondían a los de su progenitora María Inés Bonilla, quien desapareció a finales de enero de su vivienda situada en zona rural de Alvarado.
La familia está consternada porque en la inspección a los restos, las autoridades no hallaron el cráneo de la fémina, lo que refuerza la hipótesis de un presunto homicidio por una herencia.

La historia. María Inés era reconocida en la comunidad como una mujer ‘bonachona’ que residía en una casa amplia en la vereda Caldas Viejo. De forma esporádica trabajaba en labores domésticas en las fincas de allegados o conocidos en el municipio.
Al parecer vivía sola, pero era visitada frecuentemente por su familia y además tenía arrendada una de las habitaciones del predio.
La primera semana de enero Leidy Johana fue a visitarla, pero no la encontró, al indagar los vecinos le dijeron que su progenitora no aparecía desde hace dos semanas y de inmediato la mujer alertó a las autoridades y sintió miedo por el paradero de María Inés.
“Mi mamá había tenido inconvenientes con un hijastro, Jhon Zárate, por una herencia por sucesión. Es una tierra allá en Caldas Viejo que le perteneció a mi abuelito y pasó a mi papá. Antes de la desaparición el hombre buscó a mi mamá en la casa y le dijo que no se metiera en ese asunto, según me contó la amenazó de muerte”, enfatizó Leidy Johana.
Por más de mes y medio la familia tocó puertas en todos lados para ubicar a la mujer sin resultado alguno, además aseguraron no haber sentido el apoyo de las autoridades para la búsqueda.

El hallazgo. El jueves recibieron una llamada de la Fiscalía en la que les notificaron el hallazgo de unos restos óseos de una mujer en la finca La Chorrera de la vereda Chucuní, por lo que Leidy Johana se desplazó a Medicina Legal y reconoció a su mamá por las prendas que tenía.
“No entendemos cómo resultó por allá. A ella tuvieron que sacarla con engaños, porque llevaba una ‘mochilita’ con comida y ella sacaba almuerzo cuando salía a trabajar”, agregó la femenina.
La sorpresa fue mayor para la familia cuando les indicaron que el cráneo no había aparecido, por lo que ‘ataron’ los hechos recientes y establecieron que se pudo tratar de un homicidio por el caso de la herencia, y según las hijas la cabeza representaría una evidencia por posibles contusiones o golpes que hubiera sufrido la mujer.
“En forma displicente me mandaron a buscar el cráneo por mi cuenta, si era que lo necesitaba. Esa no debería ser la respuesta de la Fiscalía”, señaló Leidy Johana.

Más sospechosos. Aparentemente María Inés conocía a un hombre al que le permitía guardar una camioneta en su predio. Según sus familiares, ese sujeto días antes de la desaparición preguntó a la comunidad en repetidas oportunidades el camino al sector de San Bernardo y a la vereda Chucuní.
“Él tenía una finca en el sector del ‘alto de la yuca’ y la contrataba. Lo llamamos a preguntarle y también dijo que estaba extrañado con la desaparición”, dijo Leidy Johana, que considera al hombre como pieza clave en la investigación que no habría hecho la Fiscalía.
Así mismo, el inquilino de la habitación, Antonio Conde, no habría vuelto a la casa de María Inés lo que también generó sospechas.

Noticias Recientes

Suscríbete

Recibe contenido diario con nuestra suscripción mensual.

Danos tu opinión