¡El reto Viagra y los adolescentes!

Norma Bejarano psicóloga-Sexóloga

Foto: archivo

En estos convulsos tiempos ha surgido un “nuevo reto”, generando en los adolescentes atracción y en los adultos aversión. Las fuentes se apoyaron en unos cuantos colegios y hospitales a los que llegaron equis número de intoxicados por el consumo de la pastilla llamada comercialmente como “Viagra”. 

La prueba consistía en ingerir el comprimido con gaseosa u otra bebida azucarada y notar los efectos en el cuerpo: una supuesta excitación y/o erección ‘ipso facto’. Fuera de la bulla no explicaron casi nada, pues a los capullos se les podía desbordar la curiosidad sexual, como leí en otro artículo. 

La noticia generó inquietud colectiva, pero infortunadamente no se le dio importancia en temas de educación sexual. Tan solo revoloteó, como todo lo viral, con notas sensacionalistas y el grito de siempre: ¡Peligro! que más que informar metió miedo y tabú. 

¡Viagra es un medicamento, no una galleta! 

Viagra (sildenafil) y otros genéricos, son fármacos empleados en el tratamiento de la disfunción eréctil, previo diagnóstico. También tiene otros usos clínicos, por ende no es una pastilla para juegos de niños, no está recomendado en menores de 18 años. Y por supuesto, es un medicamento, no una galleta, posee un principio activo y excipientes que al ingerirse sin son ni ton, sin que el cuerpo lo requiera, seguramente en sobredosis y otros, conmociona el organismo. Para que ‘viagra’ actúe como es, hay que bajarle a las falsas creencias. 

Farmacología y mitología

Los pro erectógenos  hacen parte de tratamientos terapéuticos, el sildenafil (Viagra), es un fármaco, no un estimulante (”afrodisíaco”); no hace magia ni levanta la varita de buenas a primeras; no necesariamente activa el deseo sexual, no agranda el pene, y en las mujeres no tiene ningún efecto en su libido ni incrementa el placer sexual por sí mismo. Si el consumo no tiene un propósito, estímulos, una mentalidad enfocada a algo agradable, una fantasía, etcétera, los efectos de la pastilla serán pobres, poco placenteros, o pesados. 

¡Los insensatos detrás del reto!

Existen por ahí  personajes que por uno u otro motivo odian al mundo, algunos de ellos adolescentes con dificultades y problemas de índole mental, social y familiar. Aunque se podría asegurar que detrás de estos retos y disparates casi siempre hay un adulto estólido y eterno, un “descerebrado”  sin hervor ni ética. Estos desafíos no se crean para activar el goce sexual ni otorgar buenas experiencias, sino para  ganar seguidores, puntos, likes, y para erguir la autoestima del “autor intelectual”.

¡El cerebro adolescente! 

El cerebro adolescente es genial, pero aún no tiene conectada la corteza prefrontal que es la que le pone el ‘tatequieto’ o el freno a muchas situaciones;  es la que invita a conducirnos y nos ofrece los parámetros sociales. El adolescente quiere hacer muchas cosas, buscar nuevas experiencias; y generalmente comete actos torpes porque no analiza, o minimiza los riesgos y los efectos que ciertas situaciones pueden traerle. Sumemos a esta etapa la activación neurohormonal; las hormonas sexuales se incrementan y con ellas la curiosidad por la materia. 

Los padres y educadores hacen la labor de la corteza prefrontal y deben cumplir, aunque parezca ortodoxo, en la modernidad líquida, con la misión de vigilar, disciplinar, educar y orientar. Los adultos tienen el rol de dar los frenos, colaborar con los chicos a proyectar, a entender sus circunstancias, a organizar, y brindar la información social y sexual necesaria. Si eso choca, hay que guiarlos a un profesional para que pueda ayudarles a adaptarse mejor a la dictadura de los likes y a este mundo sobresaturado de información. 

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