IBAGUÉ. A propósito de la nueva imagen de Q’HUBO, quise estar como ‘nuevo’ en el lanzamiento y aproveche para realizarme un chequeo médico en uno de los centros médicos ubicados en el barrio Cádiz. Sin embargo, la ‘pasadita’ me hizo atravesar una serie de obstáculos que dificultaron mi tránsito por esta zona de la Ciudad.
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Antes de llegar al doctor, me acerqué al puesto de doña Flor Alba Pizarro para tomarme un jugo y ganar energía. Ahí, ella aprovechó para contarme que lleva siete meses ofreciendo sus productos frente a la iglesia María Auxiliadora, tal como lo hacen más de 30 vendedores ambulantes que aprovechan el constante paso de transeúntes para ‘rebuscarse’ el sustento diario. En medio de la agradable charla en la que sin duda, ella elogió todos mis atractivos y yo su impulso de mujer trabajadora, me percaté de que los andenes de la zona se convirtieron en una trampa mortal, para las personas de la tercera edad que deben acudir a los consultorios que operan en los alrededores del barrio Cádiz. “Recuerdo que antes este sector era una de las zonas residenciales más tranquilas de Ibagué, donde vivían personajes reconocidos de la Ciudad.
“Era un lujo pasar por aquí, pero ahora se convirtió en todo un caos porque vengo a que me practiquen un examen de ojos y los carros parece que se le montaran a uno encima, debo tener mucha precaución al caminar porque hay mucha basura, vendedores y hasta las raíces de los árboles son impedimento en cada paso”, comentó María Villalobos, una de las visitantes de la zona.
Luego de ayudarle a mi nueva ‘comadre’ a cruzar la calle para que pudiera llegar sin contratiempo a su cita médica, observé la cantidad de ‘troneras’ que esquivan los carros que pasan por el sector, las cuales, según me indicaron algunos vendedores, llevan meses sin ser intervenidas por la Secretaría de Infraestructura, encargada de recuperar la malla vial. Entre tanto, también pude notar que aunque hay constante presencia de agentes de tránsito, son muchos los carros que se estacionan en lugares no autorizados, toda vez que en la zona solo hay un parqueadero abierto al público y esta situación sería otro causal del alto tráfico.
En fin mis queridos lectores, salí del sitio más ‘enfermo’ que ‘alentado’ y para rematar el ‘dictamen’ que me dieron en Cádiz, les cuento que algunos moradores de las viviendas del sector también me comentaron su preocupación por la cantidad de habitantes de calle, que cogieron las calles de ‘camilla’ y se acomodan frente a las puertas de las casas a pasar la noche.
ARMANDO CALLE
