Edwin Gutiérrez qhuboibague@gmail.com
Las tradicionales paradas militares que se organizan cada 20 de julio en todas las ciudades de Colombia para celebrar la fiesta patria o Día de la Independencia, se llevan a cabo desde hace más de un siglo y tienen como propósito mostrar la capacidad y vistosidad de las Fuerzas Armadas del país, así como la importancia de que en una democracia el Estado sea el que tenga el control de las armas.
Aunque los desfiles comenzaron a realizarse en Colombia desde finales del siglo XVIII, después de la llegada del Ejército español, cuyos hombres traían tambores, cornetas y demás instrumentos para marchar; la celebración del Día de la Independencia con este tipo de eventos empezó a llevarse a cabo el 20 de julio de 1907, durante la presidencia de Rafael Reyes Prieto, quien creó la Escuela Militar de Cadetes y sus hombres lideraron el primer desfile.
Celebración del primer Centenario
En Ibagué, una de las fiestas patrias más emblemáticas y especiales se organizó en julio de 1910, cuando se cumplieron 100 años del Día de la Independencia. Don Hernando Bonilla Meza recordó esa fecha y las diferentes celebraciones que la Junta del Centenario llevó a cabo durante alrededor de 20 días.
“Se podría afirmar que los festejos se iniciaron a las 9 de la mañana del 18 de julio, cuando, después de una misa campal en la Plaza de Bolívar, comenzó a celebrarse la Fiesta del Árbol, constituida por un desfile desde el Colegio de San Simón hasta la Plazuela Ricaurte (la que posteriormente fue llamada Plazuela Boyacá, hoy reducida a su más ínfima expresión), donde se efectuó el acto de siembra de árboles, amenizada por los conjuntos musicales que participaron.
“Dicho desfile lo encabezaron el obispo de Ibagué, Monseñor Ismael Perdomo Borrero, el Tribunal Superior, el Director de Instrucción Pública y otras prominentes personalidades. Seguidamente hicieron el recorrido, la Banda Militar, la Academia de Música del Tolima (que devendría Conservatorio de Música del Tolima), el Colegio de San Simón, el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, la Escuela Normal, la Escuela Salesiana, las Escuelas Públicas (de niños y niñas), la Escuela de Artes Manuales (llamada después Escuela de Artes y Oficios) y la Banda Salesiana. La jornada de regreso se hizo por las mismas vías”, recuerda Bonilla Meza.
De igual forma, señala que además de los discursos, retretas, misas, desfiles, juegos florales y demás actividades culturales, también se construyeron obras de infraestructura como testimonio del Centenario de la Independencia.
“Dichas edificaciones fueron el Templete de la Libertad, ubicado en la Plazuela Ricaurte y la Plaza de Mercado de Santa Librada, cuyas inauguraciones se llevaron a cabo el 20 julio, el templete; y el 21 la Plaza de Mercado, acto que culminó con un almuerzo para los ‘niños pobres’, servido por distinguidas damas ibaguereñas. Es triste comentar en este punto que ambas fueron demolidas so capa de progreso y otros expedientes. La otra obra planeada fue el Parque del Centenario, bautizado así por obvias razones”, manifestó.
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