¿Ibagué la inundable?

El cambio climático y los fuertes aguaceros son una amenaza para varios sectores de la ciudad. Archivo El Nuevo Día-Q’Hubo.

Julián Torres qhuboibague@gmail.com 

La compleja geografía de Ibagué, ciertas condiciones climáticas cambiantes y otros factores inherentes a la planificación de la ciudad la han puesto en situaciones de amenaza, vulnerabilidad y riesgo en más de una ocasión. Remociones de tierra en masa, crecientes y hasta avalanchas son las amenazas mayormente identificadas en el territorio de nuestro municipio. 

Son muchos los desastres naturales que han tenido lugar en ‘la Musical’, pero se recuerdan especialmente los de 1959, cuando una creciente arrasó con el corregimiento de Juntas y cobró la vida de varias personas; y la de 1995, en la que varias corrientes del noroccidente de la ciudad llenaron de lodo a casi toda la comuna Dos. 

La más reciente emergencia que vivió Ibagué por cuenta de las aguas lluvia (19 de octubre) hace pensar que la ciudad está expuesta a graves amenazas ante el cambio climático constante. 

Mapa de riesgo por remociones en masa y avenidas torrenciales en el Municipio. Suministrado Alcaldía de Ibagué.

Faltan mejoras y mantenimiento

Los denominados ‘arroyos’ son corrientes que se forman por la lluvia (escorrentía) al no contar con un sistema de alcantarillado pluvial eficiente, lo que obliga a las aguas a circular por las calles. En Colombia el término suele relacionarse con emergencias en Barranquilla, pero la reciente situación que vivieron más de 30 sectores en la ciudad, en octubre, demostró que la Musical también puede ser epicentro de arroyos. 

Sectores como Jardín, Arrayanes, Jordán, Baltazar, entre otros, vivieron los rigores del mal tiempo climático; muchas personas perdieron enseres, y conductores de motocicletas y vehículos quedaron atrapados en medio de las vías que se convirtieron en ríos.

La Alcaldía atendió varias emergencias tras evidenciarse que el sistema recolector de aguas lluvia de la ciudad, al menos en ciertas zonas, al parecer ya no da para más.

Una vez superada la emergencia, se organizó un debate de control político a las secretarías de Ambiente y Gestión del Riesgo e Infraestructura, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, Ibal, e Ibagué Limpia. Las entidades dieron a conocer la gestión realizada en varios sectores de la Musical tras las inundaciones.

La secretaria de Ambiente y Gestión del Riesgo, Carmen Sofía Bonilla, informó que en relación a la emergencia vivida en la capital tolimense, se llevó a cabo un trabajo conjunto entre varias Secretarías municipales, apoyados en conceptos de Cortolima y se entregaron ayudas humanitarias. 

Asimismo, indicó que se requiere equipo para atenciones, ya que no se ha firmado convenio con la Unidad de Gestión del Riesgo y con bomberos voluntarios. Y agregó que “se caen muchos postes y Celsia se demora en atender la situación”, lo cual, según la funcionaria, también afecta su trabajo. 

Sin embargo, la concejal Linda Perdomo, aseguró que los 52,9 kilómetros lineales de alcantarillado de la ciudad, que según la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, Ibal, fueron intervenidos, no representan ni siquiera el 6% de los 972 kilómetros que integran la red de la ciudad. 

Perdomo agregó que habría ineficiencia del Ibal, pues no se le realizó mantenimiento a las alcantarillas y por eso tras el aguacero ocurrieron las emergencias.

Problema ignorado

Q’HUBO consultó al arquitecto Javier Humberto Arbeláez, experto en temas de urbanismo y planeación, con décadas de trayectoria en los sectores público, privado y gremial. El profesional destacó que desde los inicios de la construcción de la ciudad misma se cometieron errores tales como levantar construcciones alrededor de drenajes naturales, como el río Combeima y otros afluentes que atraviesan Ibagué.

“Hay cauces históricos como La Pioja o El Pañuelo que son parte de la estructura ecológica de la ciudad y se convirtieron en lo que no debían ser, cañerías. Desde hace muchos años varios corredores hídricos generaron emergencias por inundaciones. Sucedía en el antiguo teatro Metropol y en el deprimido de La Estación”, explicó Arbeláez.

De acuerdo con el experto, se ha tenido la falsa creencia de que taponando y creando cañerías que conectan drenajes, se va a solucionar el problema de los cauces, pero no es así. 

“No se planifica el drenaje, ni se le hace mantenimiento a las alcantarillas y los sumideros se tapan también por las basuras”, añadió el arquitecto.

Frente a ese problema, Arbeláez señaló que es necesario aliviar los drenajes de agua para que en épocas de lluvia, no se acumulen los excesos y ayudar a que el agua circule, evitando que se provoquen desastres por las avenidas torrenciales, que son rutas por donde el agua lluvia tiende a circular en búsqueda del cauce que solían tener las corrientes, antes de ser canalizadas.

Para lograrlo, explicó, se deben construir sistemas paralelos de recolección de escorrentía y, ante todo, no desconocer los drenajes naturales, como se ha hecho durante años desde que la ciudad fue creada.

Arquitecto Javier Humberto Arbeláez, experto en temas de urbanismo. Suministrada Facebook.

Alcantarillados pluviales

El drenaje o alcantarillado pluvial es el sistema recolector de aguas lluvia- escorrentía, diseñado especialmente para evacuar dichas aguas y conducirlas a través de tuberías hacia los cuerpos de agua como ríos y quebradas más cercanos. De esta manera se evitan inundaciones y daños materiales, y afectaciones a humanos. Un sistema idóneo de alcantarillado pluvial debe contar con buenas estructuras de captación (rejillas y cajas); conducción y conexión (tuberías y/o canales); mantenimiento (deben contar con un diseño que permita limpiarlas) y descarga (terminales que conduzcan el agua lluvia a un sitio donde no ocasione daños. 

El sistema de recolección de aguas lluvia de Ibagué no responde a las características del entorno hidrográfico.

Entonces ¿qué hacer?

El arquitecto Arbeláez explicó que no se debe permitir que la historia se repita. Sin embargo, es difícil corregir el daño en áreas ya construidas. Para él son vivos ejemplos de esta problemática zonas como las invasiones alrededor de la quebrada Hato de la Virgen y otros sectores de la comuna Ocho, el Jordán, San Antonio y zonas aledañas al río Chipalo; Inem, la vía al Aeropuerto, varios barrios de la comuna Dos e inclusive el Cañón del Combeima.

Frente al riesgo que sigue existiendo por las escorrentías, Arbeláez aseguró que se deben controlar las invasiones y construcciones no planificadas o ilegales; revisar cauces intermitentes por toda la ciudad, repensar la ciudad desde el ordenamiento territorial, frenar el problema de basuras arrojadas a la calle, reportar oportunamente sumideros tapados y generar un Plan Maestro de Aguas Lluvias. 

De acuerdo con el profesional, la ciudad en la actualidad no está diseñada para resolver picos de escorrentía y se debe avanzar en ello para mejorar la sostenibilidad de la vida urbana. 

Factores como falta de cultura ciudadana también contribuyen a generar afectación en temporada de lluvias.

Se requiere más de $1 billón

Una nota publicada en el diario El Nuevo Día reveló que el Municipio requiere $1.26 billones para cubrir todo el saneamiento básico en materia de diseños y obras, teniendo en cuenta la necesidad de reemplazar al menos el 70% del acueducto y alcantarillado de la ciudad. En su momento, el Ibal estimó que las inversiones proyectadas solo con presupuesto de la empresa podrían tardar 50 años, por lo que se insistió en la importancia y necesidad de articular esfuerzos de diferentes sectores. 

Causas de los arroyos por escorrentías

– Crecimiento no planificado de las ciudades

– Condiciones climáticas y exceso de lluvias

– Condiciones del suelo 

– Topografía de la ciudad

– Falta de cultura de las personas que arrojan basuras

– Falta de inversión 

– Crecimiento acelerado de la población

– Tala de árboles y erosión

– Falta o deficiencia de un sistema de alcantarillado pluvial. 

Durante décadas, la construcción de la ciudad avanzó ignorando los cauces y drenajes naturales del territorio.

Datos

– Muchos sectores de la ciudad están en el mapa de riesgo por avenidas torrenciales y remociones en masa.

– Muchos sectores de la ciudad están en el mapa de riesgo por avenidas torrenciales y remociones en masa.

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