NATAGAIMA. “El niño era hiperactivo y las primas encontraron una carta que decía que no quería causar más problemas”, dijo Ligia Tamo, abuela del menor edad que falleció por complicaciones en el sistema respiratorio por ingerir morfina.
“Nosotros vivimos en la vereda Balocá, zona rural de Natagaima. El jueves me acosté normal, le dije que apagara el televisor porque era tarde, y al otro día le dije a mi esposo que llamara al niño porque ya era tarde y cuando fue a cerciorarse, estaba morado y débil”, aseveró la mujer.
De inmediato llamó, pidió ayuda del padre de adolescente para trasladarlo hacia el hospital del municipio, “los llevamos en moto, entramos al centro asistencial y por la gravedad lo remitieron a Girardot, tocó reanimarlo en Espinal y finalmente lo trajimos al Federico Lleras Acosta, donde falleció”, explicó Tamo.
Los médicos le explicaron a la abuela que la ingesta del medicamento le provocó un paro respiratorio.
En la nevera. Ligia Tamo señaló que su nieto se habría tomado el contenido del frasco de morfina, toda vez que lo encontró vacío.
“Yo no tuve tiempo de buscar porque mi afán era llevarlo al hospital para salvarlo. Las que se dieron cuenta fueron las primera, quienes encontraron la carta que decía que no quería causar más problemas”, puntualizó la abuela.
La señora aclaró que en los últimos meses el adolescente se había vuelto grosero.
Exequias. Años de edad tenía Ana María Gongora a quien la encontraron suspendida en un cuarto de la vivienda ubicada en la Urbanización Cañaveral. La muerte se habría presentado aparentemente por problemas pasionales. El funeral del joven se hará en la casa de la abuela materna en la vereda Balocá, en Natagaima y la inhumación en el cementerio central del casco urbano.
