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Margarita María Londoño / Psicóloga-Especialista / Instagram: @margarita_psicologa86
correr antes de caminar, adelantarse a los acontecimientos y pretender llegar a los resultados esperados sin disfrutar del proceso, hacen parte de vivir acelerado con el reloj. La angustia rapta la tranquilidad de una persona hasta el punto de desequilibrar todos los aspectos de su vida.
Los sentimientos de miedo e inquietud, junto a la preocupación excesiva de manera repetitiva, es lo que podría denominarse como trastorno de ansiedad. El descuido por todo aquello que tiene importancia en nuestra vida genera un descontrol en las funciones mentales. Querer controlar la mente cuando se ha dejado avanzar demasiado la sintomatología asociada, viene siendo una irresponsabilidad que en la mayoría de los casos necesita de tratamiento psiquiátrico.
Es posible que las angustias no desaparezcan de la noche a la mañana e incluso pueden empeorar con el transcurrir del tiempo, única y exclusivamente si no se le pone remedio desde que aparecen los primeros síntomas. Si fuéramos más conscientes en reconocer que no todo lo podemos resolver solos, entonces estaríamos abonando el terreno de la prevención.
Todos los seres humanos tenemos diversas preocupaciones, algunas que podemos y está en nosotros solucionar, pero en otras ocasiones necesitamos ayuda psicológica a tiempo para afrontarlas.
Causas
Existe una variedad de causas que pueden producir el trastorno de ansiedad y los trastornos derivados de la misma. Por ejemplo: la parte genética heredada, los acontecimientos traumáticos; las experiencias y estilos de vida; problemas de salud o efectos secundarios de algunos medicamentos son factores predominantes para desencadenarlos.
Sin embargo, es posible que también la ansiedad se presente a causa del inadecuado manejo del pensamiento, por ende, es importante no creer todo lo que uno piensa, especialmente si esos pensamientos son catastróficos. El secreto está en no permitir que estos te controlen para perder la noción de la realidad.
Si reduces la exageración con qué ves todo alrededor, seguramente todo cambiará a tu favor. Hay que estar dispuestos a no paralizar la dinámica de vida, eso se logra una vez se acepte que las expectativas irracionales anticipan incongruentemente el futuro que es incierto para todos.
Vivir en el aquí y en el ahora, es la decisión más sabia para reducir la incertidumbre que se apodera del pensamiento, para crear una tormenta interna cargada de un torbellino de ideas irracionales.
Razonar correctamente requiere de salir del secuestro mental en que nosotros mismos nos metemos. Darse respuestas sin hechos concretos, es suponer lo que no ha pasado, entonces lo mejor siempre viene siendo disfrutar del momento presente con libertad y sin ataduras.
Recomendaciones:
Solicitar ayuda profesional a tiempo.
Participar en actividades agradables.
Interactuar con familia, amigos o compañeros de trabajo.
Recibir afecto de los seres queridos.
Jugar con la mascota.
Tener contacto con la naturaleza.
Hacer ejercicios de respiración.
Cancelar el consumo de café.
Reducir el consumo de dulces.
Realizar una rutina de ejercicio físico.
Evitar el consumo de alcohol, cigarrillo y SPA.
Reducir las expectativas.
No suponer lo que no ha sucedido.
Síntomas y signos de alerta:
Dificultad para concentrarse en las actividades.
Preocupación excesiva por algo.
Debilidad mental.
Pensamientos negativos recurrentes.
Descontrol de los impulsos.
Evitación de situaciones importantes.
Aislamiento social.
Sensación de peligro “miedos”.
Dolor de cabeza.
Alteración en el ritmo cardiaco.
Tensión muscular.
Hiperventilación.
Sudoración.
Nerviosismo.
Alteración en la conducta alimentaria.
Temblores involuntarios.
Inconvenientes gastrointestinales.
Alteración del sueño.
Cansancio permanente.
Abuso de SPA, cigarrillo y bebidas alcohólicas.
