IBAGUÉ. La temporada invernal de los últimos días dejó en la calle a dos hermanos de la tercera edad que residen en el barrio Baltazar. Los abuelitos sobreviven gracias a la caridad de sus vecinos, debido a que padecen enfermedades que dificultan cualquier ejercicio laboral.
Historia. El fuerte aguacero del martes en la mañana, destechó la casa de Álvaro Ramírez y su hermano Luis Carlos. Ellos residen hace más de 30 años en el barrio Baltazar, pero por problemas de salud han visto limitada su movilidad y con ella, la posibilidad de trabajar. “Yo recogía material en el río y también me dediqué muchos años a las labores de campo. Vivo aquí porque la necesidad me obliga, ya que hace dos años sufrí una trombosis que me mantiene postrado en la cama. Mi hermano, por su parte, tiene un problema en la espalda que se originó por su trabajo como cotero en la plaza. Él aún ejerce y con eso conseguimos algunos pesos, pero mantiene muy enfermo”, sostuvo don Álvaro.
En la calle. Con sus enseres a la intemperie por la caída del techo y sentado sobre su cama, junto a las prendas mojadas, don Álvaro, con su voz entrecortada a causa de las precarias condiciones en las que vive, relató que duerme en lo que quedó de su casa, porque no tiene a dónde llegar. “Esto no es vida para nadie, es gracias a la voluntad de Dios y al buen corazón de la gente que hemos podido levantarnos cada mañana. Me duele mucho la cabeza y en el hospital no me han dado los medicamentos que necesito, estamos en total abandono”, sostuvo el hombre.
Por su parte, Anderson Olaya, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio, sostuvo que “los residentes de la zona hemos ejecutado acciones en la Secretaría de Bienestar Social para mejorar las condiciones de vida de los abuelos, pero hasta el momento el apoyo es nulo. La casa se cayó y los organismo de Gpad no acudieron al llamado.
“Atendieron la emergencia que provocó una piedra que cayó a pocas cuadras de la casa, pero a estos adultos mayores no les han brindado ningún tipo de auxilio”, concluyó.
