Se discute (nuevamente) desde hace unas semanas la presentación del proyecto de educación integral en sexualidad para que sea aprobado por el Congreso. Aspecto que tiene con los pelos de punta a expresidentes, representantes y padres-madres de familia.
Con la etiqueta de siempre: “con mis hijos no te metas”, la falta de argumentos, exceso de moral, mentalidad discriminatoria, pornográfica, y un sinfín de creencias distorsionadas, se inundan las redes sociales desinformando más de la cuenta sobre un tema que por venido a menos, tiene a más los delitos, abusos, violencias, y otras situaciones o realidades que anulan la calidad de vida y el bienestar de las personas.
La sexualidad y la (errónea) concepción adulta
Una de las discusiones se basa en la pregunta: ¿quién educa al niño? ¿El estado o la familia? Y por supuesto, muchos estudiosos del rol de la familia en la sociedad se inclinan porque esta institución es la base en la formación ética y emocional de niños y adolescentes; sin embargo, en muchos casos las bases que tienen los padres para educar a sus hijos en sexualidad, son reducidas, o contaminadas de la mirada tendenciosa de estos sobre la sexualidad.
Así las cosas, a los niños, niñas, adolescentes hay que cuidarlos de esas concepciones sesgadas que tienen los adultos sobre lo que es lo sexual. La idea no es dejar de lado a papás y mamás, de hecho, son los primeros candidatos en hacer parte de una escuela de educación sexual participativa, donde incrementen sus habilidades para abordar en cada etapa del desarrollo las dudas, necesidades, cambios y eventos que presentarán los sujetos sexuados.
¡El problema de asociar la sexualidad con la genitalidad!
Cuando las personas creen que sexualidad es genitalidad, tienden a valorar la sexualidad negativamente. Y con una opinión negativa de la sexualidad presentarán todo tipo de obstáculos para que no se aborde el asunto. En la cabeza de quien se ocupa en demasía con lo genital, la pornografía; los modelos coito y falocéntricos; la represión, la vergüenza, la restricción y la culpa, se albergará una visión de sexualidad defensiva, muy acotada que difícilmente servirá para educar.
La educación sexual integral es cuidadosa de manejar para cada etapa evolutiva los contenidos de manera democrática. Nadie (y es sobre lo que más desinforman) será expuesto a ideologías, información explícita ni de forma verbal ni gráfica, mecanicista ni técnica. Pero no podemos mentir, los sujetos desde que nacen son seres plenamente sexuados, por eso es importante brindarles tempranamente, y según su capacidad comprensiva, modelos éticos y científicos que les permitan alcanzar una identidad individual contraria a los patrones que los adultos sin formación les presentan, manteniendo miedos, inquietudes y desconciertos.
La educación sexual puede aportar a la protección ante el abuso sexual, la discriminación, la exclusión, los embarazos adolescentes y otras situaciones de orden social”.
La educación sexual y todo su contenido no incita ni obliga, por el contrario, orienta y apoya a ser mejores seres humanos, más libres y críticos; siendo respetuosos e inclusivos”.
¡Frente a la polarización insistir en la argumentación!
Dijo Iwan Bloch, «La verdad es siempre algo muy bueno y útil, aunque sea la verdad acerca de la vida sexual y no hay mojigaterías, ni hipocresías morales que puedan refutar esta verdad». La educación sexual y todo su contenido no incita ni obliga, por el contrario, orienta y apoya a ser mejores seres humanos, más libres y críticos; siendo respetuosos e inclusivos.
La educación sexual puede aportar a la protección ante el abuso sexual, la discriminación, la exclusión, los embarazos adolescentes y otras situaciones de orden social. A la educación sexual le han afectado los contenidos puritanos, fragmentados e incluso entusiastas, basados en problemas más no en valores. Por eso, frente a la polarización en educación sexual hay que insistir en la argumentación, además, en un proyecto claro, honesto y amplio.
