Cinco tolimenses en el mundo nos contaron sus experiencias viviendo en otros países  

Durante 2022, más de 540 mil colombianos decidieron salir de Colombia con el propósito de establecer su residencia en otro país. Hasta la fecha, dicha cifra es la más alta de la cual se tiene registro, pues ni siquiera a finales de los años 90 hubo un flujo migratorio tan importante.   

Dialogamos con seis jóvenes tolimenses que en los últimos dos años decidieron emigrar a países como Estados Unidos, España, Francia y Australia por diferentes circunstancias. Nos contaron acerca del propósito que los llevó a emprender este viaje, así como las actividades que realizan en la actualidad, los obstáculos que han encontrado, que es lo que más extrañan de su tierra y el proceso para obtener los documentos, conseguir empleo y estudiar. 

Johan Orjuela – España 

Johan Orjuela es Comunicador social – periodista de la Universidad del Tolima y hace un año y dos meses se radicó junto a su novia en Villena, una ciudad al noroeste de la provincia de Alicante. En la actualidad trabaja como camarero en un bar de tapas, como se le conoce en España a estos lugares que se asemejan a las cafeterías en Colombia. 

“Con mi pareja compartimos el deseo genuino de todo viajero: ir a lugares diferentes y aprender del mundo. Por eso nos planteamos ir a Australia, comenzamos a planearlo todo y al final, no nos alcanzó el presupuesto, pero además comenzaron a surgir algunas inquietudes como la distancia que pondríamos con nuestras familias. Entonces, finalmente optamos por España”, expresó Johan. 

Aunque aún no tiene claro cuánto tiempo se quedará viviendo en España, el propósito de Johan y su pareja es aprender una segunda lengua, bien sea alemán o inglés, conocer otros países del continente europeo y africano, seguir trabajando duro y ahorrar bastante. Hasta el momento no han tenido problema con la adaptación, pues según él, los colombianos y españoles son más parecidos de lo que se piensa. 

“No hemos tenido obstáculos, más que las propias barreras y miedos que personalmente uno tenga. Pero todo eso se supera con mucha reflexión y apoyo. Por suerte, somos dos en esta aventura. Lo que más extraño es a la familia, a mi madre y hermanos. Desde luego a los amigos y ni qué decir de la falta que también hace el tamal. Acá ya tengo amigos españoles y también compas latinos.

Andrés Fuentes – Francia

Andrés Fuentes es un joven ibaguereño que desde 2022 se radicó en Francia junto a su pareja, una ciudadana de ese país a la que conoció en 2019 en Colombia. Tiene 26 años, trabaja y estudia el idioma que se habla en ese país europeo. 

“En la actualidad soy empleado polivalente en Mcdonalds y mi esposa labora en el banco Postal de Francia. Vivimos en la ciudad de Lyon. En mi caso el proceso fue muy simple, dado que ya que nos habíamos casado, entonces realmente solo fue cuestión de presentar algunos documentos y aunque me dieron permiso por un año, ya estoy en proceso de renovarlo.     

Fueron varias las decisiones. En el caso de mi esposa, ya había estado un año fuera del país y quería regresar a ver a su familia y lo otro es que para nosotros era más fácil lograr los proyectos a mediano y largo plazo en Francia, ya que en Colombia es un poco difícil dada la situación económica del país, pues la mayoría de las personas para poder conseguir un empleo en lo que estudiaron, les queda realmente difícil. El mayor obstáculo hasta el momento ha sido el idioma, dado que Francia le da privilegio a su cultura. Hay muy pocos franceses que hablen inglés. Para poder conseguir un empleo mejor, se tendría que hablar un francés intermedio. 

Lo que más extraño de Colombia es la comida. Pienso que la gastronomía es algo que uno lleva dentro por el resto de su vida y esas cosas como el sentido del gusto es difícil de borrar. Por otra parte, hay muchas cosas en Colombia que acá no existen. Mi proyecto a mediano plazo en este país es aprender un francés intermedio que me permita escribir, dialogar fluido y de esta manera aplicar a un trabajo en Comunicación social, que es mi profesión. Pienso que es lo más difícil, porque uno como periodista está en la obligación de saber escribir en un nivel mucho más avanzado.      

Planeo radicarme definitivamente acá. Ya llevo casi un año y en poco tiempo esta nación me ha brindado muchas cosas que mi país no me brindó. Francia es un país muy lindo, las personas son amables y me han hecho sentir cómodo, como si estuviera en casa. Hacer amigos ha sido un poco difícil, pues tendrías que haber vivido experiencias con esas personas y en mi caso, mis amigos son los mismos amigos de mi esposa.  

Tatiana Vargas y Cristian Canizales – Australia

Tatiana Andrea Vargas es ibaguereña, se graduó como profesional en Negocios internacionales y emigró a Australia hace seis meses junto a su pareja, Cristian Canizales, quien es ingeniero forestal, egresado de la Universidad del Tolima.  

“Actualmente estamos viviendo en Brisbane (Australia), nos desempeñamos en hospitality, como se le denomina al sector de hostelería en este país y trabajamos en una cadena de restaurantes de comida mexicana que se llama Guzmán y Gómez. Uno de nuestros propósitos al emigrar era salir de la zona de confort y arriesgarnos a vivir una experiencia nueva, no queríamos que la vida nos pasara sin haber experimentado el vivir en otro país diferente al nuestro. 

“Nuestro proceso para emigrar al comienzo fue un poco complejo porque era tomar buenas decisiones y saber escoger bien. Queríamos estudiar inglés, pero también generar ingresos y la verdad son muy pocos los países donde puedes hacer las dos cosas a la vez. “Estábamos entre Canadá o Australia, pero la verdad nos decidimos por Australia, que aunque está bastante lejos, nos brindaba eso que estábamos buscando. 

“Llevamos seis meses en Australia y ha sido todo un reto llegar a un lugar totalmente desconocido, sin tener a nadie que nos pudiera guiar, pero en el camino se van encontrando personas que para nosotros son ángeles que Dios coloca para ayudarnos en muchos aspectos que desconocíamos en ese momento. Con respecto al idioma, pensamos que iba a ser lo más duro para nosotros, pero es cuestión de perder el miedo y arriesgarse a hablar, es la única forma de poder empezar a practicarlo y adaptarnos. 

“Siempre hemos pensado que nosotros somos los foráneos, por ende debemos respetar la cultura del lugar en donde estemos, se trata de tener una mente abierta y que aunque hayan cosas que para nosotros no estén bien o no sean comunes, es cuestión de respetar y acoplarse, eso ayuda a que sea más fácil adaptarse aunque no deja de ser duro.

Más que obstáculos han sido cosas difíciles de asimilar como por ejemplo el idioma al momento de hablar o preguntar por un trabajo. Seguido a ello el buscar donde vivir ha sido demasiado complejo debido a la alta demanda de personas que arriban al país a diario, a nosotros nos tocó convivir en una casa con más de 10 personas, un solo baño y una cocina, ya se imaginarán. Ya vienen cosas del diario vivir como el aprender a conducir por el lado derecho del carro, señales de tránsito y normas urbanísticas, entre otras. Lo que más extrañamos de nuestro país es a nuestra familia, mascota y claramente la comida, porque aunque acá se consiguen los ingredientes para poder preparar la comida casera que tanto hace falta, no sabe igual, no es lo mismo. 

Nuestra primer meta es poder aprender el idioma, así no sea perfecto, pero si poder tener bases más sólidas, trabajar para poder pagar algunas deudas que tenemos en nuestro país y regresarnos nuevamente, la verdad tenemos apegos emocionales y familia que nos espera, por lo cual regresaremos nuevamente a nuestro país y no queremos quedarnos acá.

“Hemos conocido demasiadas personas, pero más que todo gente de nuestro mismo país y de Latinoamérica, todos con proyectos, metas y objetivos diferentes; algunos que se enamoran del país y deciden quedarse a buscar residencia como otros que les ha dado muy duro y regresan a sus países a los dos meses. También hemos conocido residentes australianos que han sido muy amables y nos ayudan a practicar el idioma”. 

Camilo Naranjo – Estados Unidos

Camilo Naranjo estudió Comunicación social en la Universidad del Tolima y emigró en un principio a Estados Unidos a un intercambio cultural junto a su pareja, pero decidieron quedarse legalmente y ahora esperan un bebé que nacerá en ese país.  

“Yo vivo en Tampa (Florida), pero al llegar a este país, viví en Virginia. Estoy estudiando inglés y mientras estudio, trabajo como Manager en una compañía de Catering, encargada de buffets para compañías, eventos y fiestas residenciales. Inicialmente vine con el propósito de hacer un intercambio cultural, muy común entre mis compañeros de la Universidad del Tolima, pero una vez aquí, vi la posibilidad de quedarme legalmente e hice el proceso, para lo cual contacté una agencia, que me consiguió empleo fijo por un tiempo.

“Aquí cada estado es una cultura diferente, pues pase de un estado muy americano a un estado que es casi totalmente latino y donde fácilmente podrías vivir toda tu vida sin saber nada de inglés, algo que me ha ayudado mucho a la adaptación. Ya completé un año acá y el idioma no ha sido un inconveniente. Acá te vas a encontrar dos tipos de personas, las que saben que no hablas inglés, pero quieren entenderte a pesar de tus deficiencias y las que a pesar de que hables bien y fluido, simplemente por el hecho de saber que no es tu idioma materno, te van rechazar. En Florida ocurre más lo primero que lo segundo dada su naturaleza latina.  

“El principal obstáculo es que acá para mi todo es nuevo, es otra cultura. El hecho de ir a un restaurante es diferente, comer en diferentes tiempos, hay lugares específicos para cada cosa, ir al banco, tramitar la licencia de tránsito, entre otras cosas. Por otro lado, acá hay leyes más estrictas, las reglas están muy bien estructuradas, lo que debes hacer y no debes hacer está muy claro. En el trabajo es lo mismo, te contratan para una función específica y esa siempre será tu labor, si te la cambian, te avisan. 

“El idioma no ha sido problema pues al llegar ya tenía un nivel intermedio, entonces la adaptación no fue tan compleja. Lo que más extraño de Ibagué es la simplicidad en algunas cosas, pues acá todo es muy estructurado. Otra cosa que extraño es el clima pues acá son muy extremos el calor y el frío. También echo de menos la calidez de la gente. 

“Para ser honestos, inicialmente no planeo radicarme en Estados Unidos. Mi pensamiento es trabajar, ahorrar una cantidad de dinero y regresar a mi país para continuar los estudios y enfocarme en lo que estudié, ya sea creando mi propia empresa o buscando un empleo, algo muy común entre los que deciden emigrar, con visa de estudiante o de turismo. 

“En cuanto a amistad, es muy curioso que te relacionas con personas de muchos países y a veces prefieres estar con esas personas que con los de tu misma nacionalidad. En este estado hay muchos colombianos, la empresa para la que trabajo es de colombianos y fácilmente te puedes encontrar familias enteras. Hacia el norte es más complejo, pues me encontraba un latino cada dos o tres meses. 

Daniel Rocha – Puerto Rico

Daniel Rocha es licenciado en Matemáticas y Estadística de la Universidad del Tolima y en la actualidad cursa un posgrado en el campus de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez. “Estoy próximo a terminar mi segunda maestría y el propósito que me llevó a emigrar a Puerto Rico fue seguir estudiando. Quería salir al extranjero porque en Colombia hacer estudios de postgrado es costoso. En cambio, donde estoy tengo tarea de investigación o de cátedra y me dan un estipendio mensual. 

“Hasta el momento lo único difícil de vivir en Puerto Rico es que no hay transporte público, pero en realidad me he sentido bien, la gente es muy amable y quieren mucho a los Colombianos. Lo que más extraño de mi país es la familia y la comida. En cuanto a proyectos y metas durante mi estadía en la isla, quiero aprovechar las oportunidades que tenga aquí, pero en el futuro espero regresar a Colombia. 

“También he tenido la oportunidad de hacer amigos ya que en la Universidad un buen porcentaje de los estudiantes de postgrados son Colombianos, hay de todas partes de Colombia, por ejemplo de Pasto, Barranquilla, Cartagena, Ibagué, Neiva, Armenia y Medellín. Tengo amigos boricuas como profesores y estudiantes que son buenas personas. En general, la Universidad se preocupan por nosotros ya que saben que somos extranjeros.

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