¡El orgasmo sin bombo ni platillo!

Foto de referencia. Internet / Q’Hubo.

Por: Norma Bejarano. Psicóloga – Sexóloga. IG @normasexologia020 

El pasado 8 de agosto celebramos el Día Internacional del Orgasmo Femenino. Fecha que nos recuerda a las mujeres la importancia del placer (sexual) para una visión más sana de la sexualidad. Y que nos motiva al autoconocimiento, el reconocimiento de nuestro cuerpo y al derribamiento de mitos para alcanzar el clímax de la respuesta sexual. 

El orgasmo es un hecho subjetivo y más que un placer físico estandarizado, es una suerte de revolución femenina para nuestro propio deleite y no para aprobar o calificar el desempeño de la pareja, y menos para «hacer caja» del encuentro erótico. El orgasmo, no hay que negarlo, es una construcción importante que guarda un efímero prestigio. Pero no debe ser populachero, no siempre ocurre con luces ni carnaval ni rompe la banda al final de la faena. Es una felicidad corta y sabrosa, que no siempre es competencia para que todo un encuentro sexual sea evaluado como satisfactorio y placentero. 

¡Educarse para el orgasmo! 

Muchas personas consideran que con el coito deviene un orgasmo; no necesariamente y menos con esas refriegas de occidente, rápidas y furiosas. Nuestro centro (femenino) es sofisticado; requiere entrenamiento. El placer parte del autoconocimiento y de una mente curiosa, alejada de los preceptos de una sociedad tirana.

Autoestimularse es destacada materia para saber qué es lo que hay. Por lo tanto, el mayor enemigo del goce es el desconocimiento del cuerpo y de lo que queremos en el encuentro sexual. La vida está definida por el aprendizaje: explorar es descubrir, descubrir es aprender.

Encontrar el orgasmo solicita investigar nuestro medio para pulir ciertos repertorios de conducta que nos han limitado debido a creencias infundadas. El orgasmo no gusta de mentes ni atmósferas cargadas, o estresantes, pide tiempo, espera y pausa. Es muy difícil tenerlo si hay nervios, hipervigilancia, auto-observación. Si no hay conexión con las sensaciones y las emociones personales. 

¡No le tema al orgasmo! 

El orgasmo, cuando ocurre, nos hace sentirnos y actuar de manera extraña. De hecho, uno no se “viene” con el orgasmo, uno se va, ¿a dónde? ni idea, al parecer nos vamos a un lugar del que no tenemos dominio. Del orgasmo, dicen algunos colegas, no se duda porque no hay otra sensación igual. Es una respuesta personal e intransferible como cualquier otro evento subjetivo; es reconocible, pero no es perfecta; tiene gran variabilidad en su debut, no es necesariamente estruendosa ni florida. Así que, flu flu, a esos orgasmos de pitos y flautas, firme los suyos y disfrútelos. En el orgasmo hay que buscar las propias sensaciones para derribar el boicot de los manuales mediáticos y los estereotipos. 

¡No se obsesione con él! 

La cama ha de estar libre de metas. El orgasmo no es un objetivo del sexo; a veces llega y otras no. A veces es ¡El ORGASMO! y otras, el orgasmito. El orgasmo sólo supone dificultad cuando se ansía tenerlo y no se puede. Cuando genera malestar propio, a la relación, o interfiere en la percepción grata de la sexualidad.

Compartir, divertirse, sentir, comunicar, haber estado a gusto y poder describir la experiencia sexual como satisfactoria, es lo que se festeja cada 8 de agosto: un derecho al placer integral. Porque el embeleso no está en el orgasmo con bombos y platillos, sino en todo un clima(x) o ambiente confortable que se crea y se vivencia a la hora del sexo. 

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