Macheteado en Ancón Tesorito era de Fusagasugá

 

IBAGUÉ. Aunque siempre se identificó como un ciudadano de origen ruso, ganándose el respeto y el aprecio de sus vecinos, Abdenago Arias Velandia, proveniente de Fusagasugá, fue asesinado con arma blanca en su casa ubicada en Ancón Tesorito.

Agonizando, Arias llegó hasta la vivienda más cercana a pedir ayuda, de donde fue evacuado hasta un lugar visible para las autoridades, pero finalmente falleció por las heridas ocasionadas, al parecer con un machete.

“Todos creíamos que era extranjero porque así se identificó para ser parte del Tribunal de Garantías de las elecciones de Junta de Acción Comunal. No sabemos qué fue lo que pasó y quién le ocasionó la herida”, aseguró Mayerly Acevedo, una de las líderes.

El ‘ruso’, de 58 años de edad, era reconocido por las artesanías que diseñaba y vendía en el centro. Cortinas de semillas y bambú, diferentes artículos de decoración y unas cruces que vendería en mayo, hacen parte del inventario que dejó el occiso en la casa de guadua que ocupaba con ‘Mono’, su mascota.

“Él era recochero y siempre le gustó decir bromas, tal vez por esto se hizo llamar así. Cuando lo mataron estaba haciendo una cortina. Era un persona tranquila, vivía en este lugar porque un amigo le había ayudado con el lote y él hizo el rancho”, explicó Raúl Romero, amigo.

Agregó: “No entendemos el hecho, no lo robaron y nada estaba revolcado para tener una idea”, concluyó Romero.

La hipótesis que más cobra peso en la comunidad, es que el autor material se trataría de un conocido de Arias, ya que él permanecía acompañado del perro que es agresivo con los desconocidos, y tras el hecho, el animal no presentó heridas que evidenciaran un ataque.

 

Con ‘El Mono’ hasta la muerte

 

‘Mono’, el perro criollo que acompañó a Abdenago en los últimos años, también lo hizo el día de la muerte de su amo.

Sin conocer las razones por las que su amigo estaba herido, lo vigiló e impidió que se le acercaran, pero finalmente fue controlado por el vecindario para darle los primeros auxilios.

Cuando Arias dejó de respirar por la sangre que había perdido, ‘Mono’ le dio tres vueltas al cuerpo, lo olfateó en la nariz, batió la cola, y se postró a sus pies a aullar:

“Fue terrible ver esa escena. El perro era la vida del señor y viceversa. Siempre iba a la tienda y le compraba pan”, puntualizó Mayerly Acevedo.

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