Tolimenses secuestrados volverán a casa

 

IBAGUÉ.Ante el anuncio de las Farc de la liberación de 10 secuestrados entre militares y policías, el Gobierno, la Cruz Roja, y el colectivo ‘Colombiano y Colombianas por la Paz’, iniciarán la logística para terminar con el secuestro de los funcionarios de la fuerza pública, entre los que hay dos hijos de esta tierra: Robinson Salcedo, perteneciente al Ejército y Wilson Rojas, de la Policía.

Los familiares y las organizaciones voceras de los secuestrados tienen buenas expectativas ante el anuncio que hizo el fin de semana el grupo armado, pues se acabarían 14 años de secuestro para estos héroes de la Patria.

Aunque no hay fecha ni coordinadas definidas, las partes involucradas están haciendo los preparativos para recoger a los uniformados en la manigua colombiana.

“Esperamos que no nos digan mentiras. Estamos muy atentos a las noticias porque queremos ver en libertad a todos los colombiano”, dijo Martha Barrera Orjuela, hermana de crianza del sargento primero del Ejército, Robinson Salcedo.

Igual de expectante y con todos los ánimos, se encuentra Olga Rojas, hermana del intendente jefe de la Policía, Wilson Rojas:

“Fue una noticia muy gratificante para los familiares, deseamos que ese día se cumpla para darle un abrazo muy grande”, explicó.

Durante el proceso de protocolo de liberación participarán tres mujeres, entre ellas la ex senadora Piedad Córdoba, otra de la que aún no se conoce su identidad y la tolimense Marleny Orjuela, quien es la directora de Asfamipaz.

Las féminas viajarán a Brasil para devolverse con los helicópteros e iniciar la operación de liberación, como se ha hecho con otros liberados.

 

Posibles liberados

 

Si el grupo armado cumple con lo anunciado las personas que recobrarían su libertad son:

 

1. José Libardo Forero, sargento de Policía, secuestrado el 10 de julio de 1999 en la toma de la estación de pPolicía de Puerto Rico, Meta.

 

2. Jorge Trujillo Solarte, intendente de Policía, secuestrado el 10 de julio de 1999, Puerto Rico Meta.

 

3. Jorge Humberto Romero, sargento de Policía, secuestrado el 10 de julio de 1999. Puerto Rico Meta.

4. Carlos José Duarte, subintendente de Policía, secuestrado el 10 de julio de 1999, en Puerto Rico Meta.

 

5. Wilson Rojas Medina, intendente jefe de Policía, secuestrado el 10 de julio de 1999, Puerto Rico Meta.

 

6. Luis Arturo Arcia, sargento del Ejército, secuestrado el 3 de marzo de 1998 durante una emboscada en El Billar, Caquetá.

 

7. Luis Alfonso Beltrán Franco, sargento del Ejército, secuestrado el 3 de marzo de 1998 en El Billar, Caquetá.

 

8. Robinson Salcedo Guarín, sargento del Ejército, secuestrado el 3 de agosto de 1998, en la base militar de Miraflores, Guaviare.

 

9. Luis Alfredo Moreno Chágüeza, sargento del Ejército, secuestrado el 3 de agosto de 1998, en Miraflores, Guaviare.

 

  1. César Augusto Lasso Monsalve, sargento de Policía, secuestrado el 1 de noviembre de 1998 durante la toma de Mitú, Vaupés.

 

 

Ansiosa de ver a su hijo

 

Con 80 años cumplidos, Trinidad Orjuela espera ansiosa la llegada de Robinson Salcedo Guarín, quien está en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, desde hace 14 años.

“Fue privado de la libertad cuando la guerrilla hizo la toma de Miraflores, Guaviare. Mi hijo fue el único que sobrevivió de ese ataque”, dijo la abuela.

‘Pitalua’, como le dicen de cariño a Salcedo, lo espera una gran ‘fiesta’ en su casa en el barrio Pueblo Nuevo. Trinidad, la mamá de crianza, con ayuda de las vecinas y demás parientes, planea decorar con bombas de colores.

Además de una ‘comilona’ de tamal, lechona y empanadas, los platos preferidos del Sargento Primero.

“Estoy feliz y ansiosa por abrazar a mi muchacho. Aunque no es mi hijo biológico, lo quiero como propio y extraño mucho su presencia en la casa”, dijo Orjuela en entrevista con Q´HUBO.

La familia Barrera Orjuela espera, como todos los demás parientes de los posibles liberados, que las Farc en esta ocasión cumplan y hagan realidad el sueño esperado desde hace más de 10 años.

 

“Larga espera”

 

Otra de los afortunadas con el anuncio de las Farc, fue la familia del intendente jefe de la Policía, Wilson Rojas, natural de Saldaña.

Desde el 12 de julio de 1999 el uniformado está en poder del grupo guerrillero cuando se presentó la emboscada en Puerto Rico, Meta.

“Todos estamos contentos porque vamos a tener de nuevo a mi hermano. Han sido muchos años de espera, ojalá se cumplan los pronunciamientos”, narró Olga Rojas, hermana.

Como buen tolimense, Rojas recomendó a los suyos la preparación de sancocho de gallina criolla y viudo de capaz, y para abonar a la causa lo esperan en su natal Saldaña donde viven sus padres Griselda Medina y Víctor Julio Rojas.

“Luego de los chequeos médicos y los protocolos de la Policía, queremos que vaya al pueblo y comparta con su gente”, aseveró Rojas, quien es la coordinadora de Asfamipaz, seccional Tolima.

 

Una tolimense, líder en las liberaciones

 

Una líder con más de 10 años de trabajo en pro de las familias de los militares y policías secuestrados, y actual directora de Asfamipaz, Asociación Colombiana de Familiares Miembros de la Fuerza Pública retenidos y liberados por grupos guerrilleros, es la tolimense Marleny Orjuela.

La contadora de profesión y madre de dos hijos, se vinculó a la causa por su primo Alexánder Zambrano, tomado como rehén de la guerrilla en la toma a Miraflores el 3 de agosto de 1998.

Luego de conocer la noticia decidió llevar las riendas del proceso de liberación, y como una heroína tocó las puertas del gobierno colombiano y las del corazón de la guerrilla para visitar a quienes en ese tiempo estaban en la selva.

Tras varios años de gestión su pariente fue liberado, mientras otros seguían en las montañas a la espera de nuevas noticias, que poco a poco se han dado en el transcurso de los últimos años.

“Es muy grato que los señores de las Farc me tengan en cuenta para este proceso. Se harán todos los protocolos que corresponden para llevar a la libertad a los secuestrados”, explicó Orjuela, en diálogo con Q´HUBO. La líder argumentó que el trabajo que se ha hecho con las familias durante la última década ha sido arduo, pero que nada es comparado con la alegría de ver caras alegres cuando llegan quienes han estado internos en el monte.

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