¿Quién es ‘prepago élite’ y quién no en Ibagué?

IBAGUÉ. Primero pagan y después disfrutan, es la frase que caracteriza a las prepago, así lo hizo saber Anita*, quien cuando vivió en Ibagué dijo distinguirse por haberle dicho a algunos “lo siento, ese es mi precio”. Ella, al igual que otras damas de compañía, se siente orgullosa de su raza ‘Pijao’ y por cuestiones laborales reside fuera del País.
A pesar que en la actividad es común encontrar cualquier tipo de variantes sexuales, es decir desde sadomasoquistas (placer al dar y recibir dolor) hasta zoofílicos (sexo con animales), ‘La Tata’ como es llamada en el medio en el que se desenvuelve, pone los límites de lo que se ha de hacer o no en la cama, pues a manera de referencia, ella aplica el dicho: “El hombre propone y la mujer dispone”.
“En una ocasión un super magnate árabe me pagó por matar pollitos desnuda, nunca me tocó porque lo excitaba más verme hacer eso que cualquier otra cosa”, detalló.
De otra parte, *Linda, de 73 años de edad, quien lleva 30 de ellos viviendo en Ibagué y otros 10 como propietaria de un establecimiento de servicios sexuales, refirió que a pesar de que poco se ven casos insólitos, algunos clientes “les gusta sólo tocar los senos y masturbarse”, dijo.
Mientras que la dueña del burdel comentó que la tarifa de sus chicas, a quienes describió como “madres cabeza de hogar que lo hacen para sostener a su familia”, es de 20 mil pesos por 30 minutos, Anita, estudiante universitaria de sicología relató: “Comencé cobrando $500 mil, al mes subí a dos millones y medio, y hoy no soy la típica prostituta que lo hace por ‘chichiguas’ (sic). Me interesan todos los amiguitos que quieran colaborar a mi causa”, precisó.
*Nombres cambiados por solicitud de las entrevistadas.

LA CLIENTELA, CUESTIÓN DE SEGURIDAD
Cada una de las entrevistadas manifestó que selecciona a sus clientes para proteger su integridad física, sin embargo la pregunta que surge es cómo lo hacen y cuáles son las medidas de protección que toman para salvaguardarse.
Sobre el tema, Anita, una joven diseñadora de modas que inició a cumplir deseos sexuales después de ver morir a sus padres, a su hermana, y tener asumir la responsabilidad de sostener a los 15 años a sus dos sobrinas y abuelos, dijo: “Tiene que ser un caballero, en lo posible casado porque los solteros no tienen nada qué ocultar y ahí está en juego mi imagen”, aseveró.
También añadió que “en un inicio fue duro, lloré casi una semana porque eran sujetos que ‘nada que ver’ pero a medida que fui subiendo conocí gente interesante, entre ellos ejecutivos, políticos, empresarios, futbolistas, en resumen, gente de muy buen nivel que debe cumplir con mi regla de oro: No ser peligrosos”, expresó.
Premisa que también aplica Linda, la ‘mandamás’ del negocio al que según ella “la clientela (comerciantes y viajeros) llega a pie o en carro. No obstante, mis nenas han corrido riesgos en situaciones, como una vez que un tipo quería obligar a una muchacha a hacer cosas con las que ella estuvo en desacuerdo y le pegó, me tocó meterme y sacarlo a ‘planazos’”, dijo.

LAS DIFERENCIAS
El fenómeno se presenta con una nueva cara que agrega la participación del ambiente universitario con estatus social medio – alto sin dejar de lado a quienes según Linda, “esperan a los clientes en la casa de citas, mientras que las otras féminas salen de sus apartamentos y van hasta donde se encuentra el cliente, sin embargo ambas hacen lo mismo: Tener amoríos con sus ‘amiguitos’”, puntualizó.
Finalmente, Anita aclaró que “ no soy quién para ser una mensajera ni nada por el estilo pero cada persona vive su vida como quiera, lo que sé es que muchas ‘nenas’ no sólo de Ibagué sino del Mundo, lo hacemos”, concluyó.

¿EL SEXO TIENE ESTRATO?
Esta redacción consultó a Diego Zuluaga, un catedrático del programa de comunicación social de la Universidad del Tolima, quien refirió que en cuanto la estratificación social o tipificación de las labores de las que hacen parte ambas mujeres (Linda y Anita) se puede decir que “es una serie de condicionamientos que se va ganando cotidianamente, esto va generando una diferenciación social ya que la estratificación se adquiere ante los elementos obtenidos por cada una de ellas. Ambas no tienen los mismos roles; es decir, en sus vidas privadas puede que la trabajadora sexual sea la misma del prostíbulo y la comunidad la reconozca como tal, mientras que la ‘prepago’ está a través del ocultamiento”, dijo.

‘DOBLE VIDA’
Mientras algunos se cuestionan sobre curiosidades como si las mujeres que proporcionan servicios sexuales se han sentido como mercancía, son ninfómanas o tienen orgasmos en sus encuentros, un aspecto que sale a flote es su doble vida, una como ‘mujer escort’, y otra en su rol más privado como madre cabeza de hogar o jóvenes que ante los ojos de sus familiares, novios y amigos son “muy caseras, normales”, dijo Anita.
Y agregó: “Soy una profesional cualquiera que estudia una segunda carrera, me fascina la ropa costosa, he conocido a personas muy influyentes; hago dietas, voy al gimnasio y he viajado por diferentes países de Suramérica, Europa y ahora estoy radicada en Estados Unidos”, comentó vía Internet.

YENNY ALEJANDRA PRADA BONILLA

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