Tauromaquia: ¿Cultura o maltrato animal?

IBAGUÉ. En una verdadera ‘fiesta brava’ se ha convertido el tema de la tauromaquia, que también ha tenido repercusiones en Ibagué, no en cuanto a una prohibición como tal, sino en la preocupación de los amantes de los toros, que se dividen en dos grupos: quienes los prefieren lejos de una plaza, y los que los aclaman en la arena para afrontar una lucha a muerte.
Dicha intranquilidad se debe, por el lado de los seguidores y personas relacionadas con las faenas, a que el tema ya tocó las esferas políticas, luego de que el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, se declarara hace poco en contra de las corridas de toros, al punto de ‘cortar’ los aportes de dineros públicos para la financiación de dichos espectáculos en la Plaza Santa María.
Por su parte, los defensores de animales sufren cada vez que se lleva a cabo una faena en el País, a pesar de sus protestas simbólicas y que el rechazo hacia esta actividad ha incrementado desde hace un par de años, partiendo de la propia España, exactamente Cataluña, donde fueron canceladas de manera indefinida las corridas.
Esta polémica, que viene de mucho tiempo atrás, ha suscitado mayor importancia en los últimos tiempos gracias a las redes sociales, toda vez que el asunto ya no se queda solamente en un reportaje televisivo, radial o escrito, que muy seguramente el tiempo irá opacando con otras informaciones.
Por ejemplo, en Facebook existe un perfil colombiano denominado “Movimiento Global Antitaurino”, el cual promueve sus ideales de desprecio al maltrato animal y cuenta con un total de 354 mil 690 ‘amigos’. Igualmente, hay uno llamado “Sí al arte de la tauromaquia”, encargado de difundir el aprecio y respeto a esta tradición, con un respaldo de 28 mil 734 personas.
Las razones que mueven a unos y otros, tal vez han sido respetadas entre ambos bandos. Sin embargo, no son compartidas. Por lo tanto, llegar a un acuerdo no pinta nada fácil, menos cuando ninguno está dispuesto a ceder. Conozca a continuación el porqué.

LA TAUROMAQUIA
La tauromaquia es un espectáculo que consiste en lidiar varios toros bravos, a pie o a caballo, en un recinto cerrado (plaza).
En la llamada ‘faena’ participan varias personas, quienes siguen un estricto protocolo tradicional, regido por la intención estética. Su orden actual data de finales del siglo XVIII en España, donde el evento finaliza con la muerte del animal.
La ‘fiesta brava’ es considerada una de las expresiones de la cultura europea. Se practica también en Portugal (donde en la mayoría de ciudades no se le da muerte al toro en la plaza desde 1836), en el sur de Francia y en países de Hispanoamérica como Colombia, México, Perú, Venezuela, Costa Rica, Panamá, Ecuador y Bolivia.

«TOREAR ES UN ARTE»
Un arte. Ese es el principal calificativo que ofrecen los toreros cuando se quieren referir a la tauromaquia. El mismo que el novillero profesional, Jorge Moreno, le manifestó a Q’HUBO, cuando se le preguntó sobre su actividad, la cual practica desde niño.
“Cuando era pequeño me gustaba asistir a las ferias de mi pueblo (Anolaima, Cundinamarca), y lo que más me llamaba la atención eran las corridas y corralejas. Por eso decidí convertirme en torero, lo logré y con 50 años de edad aún lo hago con mucho orgullo”, sostuvo el experto en ‘fiestas bravas’, quien está radicado en el Tolima desde hace cerca de 10 años, recorriendo pueblos con una plaza de toros portátil.
“Yo creo que la afición taurina la llevo en la sangre. Es algo apasionante; por su majestuosidad, el traje de luces y la elegancia, entre otras cosas. Es un arte porque es algo de expresión pura y sentimiento al realizarlo, tal como le sucede a un pintor o un poeta”, sostuvo Moreno.
“Respeto mucho a quienes están en contra, pero pienso que esto es algo de libre expresión. No creo es algo violento como dicen. Todo lo contrario, al toro de lidia se le ofrece un gran trato en su formación hasta que llega a la arena, donde encarará por tradición un combate ante el hombre debido a la braveza de su raza, que de llegar a prohibirse las corridas se extinguiría, porque su crianza es muy costosa”, puntualizó.

«LAS TRADICIONES NO PUEDEN MORIR»
“La mayoría de los toros mueren en un matadero sin pena ni gloria, en cambio en una corrida tienen la oportunidad de mostrar su poderío y casta. Muchas personas giran alrededor de la fiesta brava, la cual tiene una historia de cerca de 150 años en nuestro país. Qué sería de esa gente si se acaba esta cultura. La afectación sería muy grande”, sostuvo el ex torero tolimense Joselito Ospina.
El armerita, quien también siguió las faenas como periodista radial, agregó que “las tradiciones no pueden morir por el modernismo. Ese cuento de que todo lo nuevo es mejor y que lo viejo no sirve, yo no lo comparto”, indicó.
Y agregó: “Por ejemplo acá, además del desempleo, se perderían los impuestos que tanto contribuyen a la ciudad con los espectáculos en la Plaza de Toros Pepe Cáceres, que es manejada por la Administración Municipal, los cuales podrían contribuir a otras actividades culturales. Sin embargo, percibo que las nuevas generaciones, ahora atraídas por la tecnología, se están alejando de la afición taurina. Eso me genera nostalgia”.

VOCES EN CONTRA
En la Edad Moderna empezaron a presentarse los primeros focos de críticas respecto a la tauromaquia, debido a la gran cantidad de muertes humanas que provocaban las corridas. Estos fallecimientos no eran sólo a causa de las embestidas, sino además por las peleas entre hombres, que acababan clavándose las lanzas entre ellos, así como decesos por avalanchas en las plazas.
La primera prohibición oficial data de 1567, cuando el Papa Pío V emitió la bula (documento sellado con plomo) ‘De Salutatis Gregis Domici’, rechazando los espectáculos taurinos, al ser calificados como “cosa del demonio”, ajena a lo cristiano, debido a la gran cantidad de muertos, heridos y lisiados que provocaban.
En la actualidad, los activistas antitaurinos luchan desde los parlamentos para tratar de que se aprueben leyes que terminen definitivamente con la práctica de la ‘fiesta brava’.

EN EL CUERO DEL TORO
María Andrea Pinzón, quien se desempeña como docente de diseño gráfico en una institución de educación superior de Ibagué, realiza prácticas de defensa animal desde hace siete años, en las cuales ha tenido la oportunidad de participar en importantes protestas simbólicas en Bogotá.
Como activista antitaurina, ha intentado reflejar frente al Congreso de la República, con su cuerpo semidesnudo, cubierto por banderillas y sangre artificial, a lo que es sometido el toro durante las corridas.
“Nosotros (los defensores de animales) tenemos muy claro que exclusivamente las corridas de toros no se van a acabar simplemente por unas leyes. Lo que sí tenemos claro y por lo que trabajamos, es que la gente tome conciencia”, indicó María Andrea.
Y agregó: “Queremos que la sociedad se entere de lo que ocurre antes, durante y después de la corrida. A ellos (los toros) los encierran y torturan antes de salir al ruedo para que actúen de manera agresiva. Estos animales no salen con intención de pelear, pero por culpa del hombre, toman posturas de atacar”. sostuvo la activista.
Pinzón añadió que nunca ha debatido con un torero porque “los argumentos que ellos proponen no tienen sentido, pues va en contra de salvaguardar la vida de un ser vivo. Eso sí, estoy en contra de atacar a estas personas, pues la violencia no se puede acabar con violencia”, indicó.
Y finalizó: “No estamos de acuerdo con maquillar ese espectáculo, evitando que se mate al toro. Además no creo que los toreros lo acepten. Estamos convencidos que las personas, por iniciativa propia, dejarán de apoyar la tauromaquia, aunque nos gustaría que por ley se prohibiera definitivamente”, concluyó.

DEFENSORES DE ANIMALES
“La tauromaquia no debería existir, toda vez que es un espectáculo sangriento. Lamentablemente las personas no se han concientizado sobre esto en el país”: Esto es lo que piensa Adriana Garzón, presidenta de la Fundación Los Animales Sí Importan (L.A.S.I.), sobre las corridas toros. Ella es una de las impulsadoras desde el Tolima del proyecto de renovación de la Ley 84 de 1989, denominada Estatuto de Protección Animal, que es liderado en Bogotá por el congresista del Partido Liberal, Camilo Sánchez Ortega, con el nombre de ‘Bancada Animalista’. “Entiendo que no es fácil para los toreros dejar su tradición, pero es que hacen algo que va en contra de la vida de unos seres indefensos. Espero que así como se logró poner en cintura a los señores de los vehículos de tracción animal, pase igualmente con las corridas”, dijo.

RONAL RENGIFO ÁLVAREZ

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