Berakah busca una nueva casa: llevan 14 años de ayuda a ibaguereños vulnerables

La Fundación durante algunas de sus jornadas. Fotos: Suministradas Q’HUBO.

REDACCIÓN Q’HUBO qhuboibague@gmail.com 

Con 14 años de actividades en Ibagué, La Fundación Beraka ha beneficiado no solo a personas que padecen de adicciones a sustancias alucinógenas y bebidas alcohólicas, sino a las comunidades donde esta organización tiene su sede a lo largo de casi década y media. Ahora, los responsables de llevar a cabo esta loable labor buscan un sitio a dónde trasladarse para seguir trabajando por la sociedad.

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Amplia labor social

“El objetivo de la Fundación Beraka es ayudar a personas que han caído en el flagelo de las drogas y el alcohol, pero nuestra misión es mucho más amplia. Nuestro objeto social es ayudar a personas vulnerables. Es una entidad sin ánimo de lucro, con vocación cristiana”, así describe a la organización su director, Julio Simancas.

La fundación nació el 28 de febrero de 2009. Luego de tener sus sedes y oficinas en varios sectores de la ciudad y de crecer en capacidad de atención, tuvieron que trasladarse al barrio Primavera Sur, a una casa donde podían recibir hasta 60 personas. Cabe destacar que muchos de los huéspedes son personas en proceso de rehabilitación. 

Asimismo, Beraka fue, según lo relatado por Julio, la única fundación que durante la pandemia en lugar de cerrar sus puertas, las abrió. “Recibimos a 40 habitantes de calle. Uno de ellos aún continúa con nosotros”, dijo el directivo, quien destacó que durante la permanencia de la organización en Primavera Sur la labor social fue muy productiva. 

“Hicimos obras sociales con niños, brindamos acompañamiento a la comunidad. En esa Administración Departamental se abrió un comedor integral, llegaron dos psicólogos, un recreacionista, profesores de teatro y danza, refuerzo académico para los niños, y una escuela de padres”, describió Simancas. De estas actividades se beneficiaron también personas de barrios como Asprovi, Venecia, Cerro Gordo, entre otros. 

Sin embargo, el predio donde funcionó varios años Beraka se vendió, por lo que hace año y medio tuvieron que trasladarse a la vereda Carmen de Bulira. 

Aunque allí han sido bien acogidos por la comunidad, la gran distancia que hay desde este sector rural hasta el centro de la ciudad, ha dificultado muchas de las labores que realizan Julio y su equipo de trabajo, conformado por 18 personas, en su mayoría cristianas y profesionales en áreas como Psicología. Dichas labores incluyen ir a comunidades para realizar actividades lúdicas y pedagógicas con niños y buscar a habitantes de calle, para ayudarles.

Por esto, ahora los encargados de la fundación buscan trasladarse a un sitio más central, que permita continuar su labor. Debe tratarse de un inmueble amplio, con varias habitaciones y al menos dos baños, un garaje o salones que permitan acondicionar una biblioteca y oficinas. 

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