El rayo acabó con sus sueños

IBAGUÉ. Ayer en la mañana se acercaron a Medicina Legal algunos familiares y allegados de Juan David Díaz Paipa, la víctima fatal del rayo que cayó la tarde del sábado en la Variante de Picaleña, cuando recorría el sector con sus amigos del barrio.

Los vecinos recordaron al muchacho como una persona noble, educada, libre de cualquier clase de vicios y con una afición fuerte hacia el deporte, en especial el fútbol.

El joven de 15 años de edad y residente en la manzana H del barrio La Esmeralda, Comuna Ocho de la capital tolimense, había salido sobre el mediodía con sus amigos a conocer la nueva Variante:

“Le gustaba mucho ir a los campeonatos, era un niño muy decente, de casa. También muy amable y le gustaba el deporte”, dijo Jorge Casallas, vecino.

El muchacho, hijo de José Anselmo Díaz, dedicado a la construcción; y Karlina Paipa, ama de casa, era el menor de cuatro hermanos y estaba listo para empezar a hacer el grado octavo en la Institución Educativa Fe y Alegría ya que su padre, por inconvenientes económicos, no había podido matricularlo:

“Todos los muchachos de la cuadra están muy tristes”, dijo el señor Díaz.

De otra parte, la familia gestionaba ayer cómo costear los gastos exequiales del adolescente. Según doña Karlina: “Tenemos problemas porque mi mamá pagaba todo y la funeraria dizque salió pirata”, manifestó en medio de la angustia.

Al cierre de esta edición, esperaban la llegada de ‘Juancho’, como era conocido de cariño, a su casa ubicada en la manzana H casa 13, donde se esperaba realizar la velación.

 

Un salmo poderoso le salvó la vida

 

“Aunque caigan mil a tu izquierda y diez mil a tu derecha, tú no serás alcanzado. Su brazo es escudo y coraza”, reza el Salmo 91 y fue parte de lo primero que pronunció Jhon Franyel Culma, de 14 años de edad, cuando sintió que la muerte le respiró en la nuca tras la descarga eléctrica que la tarde del sábado se llevó a su amigo del alma, Juan David Díaz Paipa, a jugar fútbol con los ángeles del Cielo.

Su madre, María Inés Culma, le enseñó desde niño la oración para librarlo de todo mal y peligro, de la que asegura, lo protegió en ese momento tan oscuro: “Me dijo que iba como a tres metros de los otros cuando sintió algo duro en la cabeza y quedó inconsciente. Cayó del impacto, se acordó y rezó el Salmo”, dijo.

El adolescente, quien conocía a ‘Juancho’ desde los 7 años de edad, reaccionó de manera heroica en medio del aturdimiento luego de tres minutos que le parecieron una eternidad, para ayudar a sus compañeros de aventuras:

“Fui a auxiliar a Juancho y a Eider (Eider Mauricio Bonilla Calderón, el otro adolescente herido). Un policía llegó, le tocó el cuello (a Juan David) y dijo que no se podía hacer nada”, manifestó el muchacho a su mamá.

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