Lotes de la discordia

problema por predios en picaleña
IBAGUÉ. Los compraron en 50 mil pesos y ahora son vendidos entre 12 y 13 millones 500 mil pesos. Sucedió en el asentamiento que queda contiguo a la Cárcel de Picaleña.
Hace cerca de dos años, un hombre que ya murió, vendió lotes diciendo que el terreno era de él y se lo dejaba a los pobres.
Sandra Liliana Franco es madre de seis hijos y fue una de las primeras que adquirir el terreno: “Nos posesionamos, nos sacaron, regresamos y así estuvimos por varios días hasta que nos quedamos” .
En este momento en la zona que es de propiedad del Estado, según el coronel Miguel Ángel Botía, comandante encargado de la Policía Metropolitana, ya hay viviendas construidas con ladrillo: “Tienen agua y luz”, afirmó Franco.
Ella se enfermó por seis meses y cuando regresó: “La abogada a la que le dimos el poder para que peleara por nosotros ha vendido todos los lotes. El doctor Enrique Arango Hernández me dice que espere porque me van a reubicar debido a que habían vendido el lote”.
La misma denunciante afirmó que fue amenazada de muerte y responsabiliza a un abogado que según ella: “Es un estafador”.

La otra cara. El lote de Franco fue adquirido el 8 de octubre del año pasado por Gerardo Alberto Ariza, quien pagó 13 millones 500 mil pesos. Él argumentó que se lo vendió una mujer llamada ‘Sandra’, que hace parte de la asociación del asentamiento.
Ariza tiene unos documentos legalizados en una notaria con los que ahora pelea su terreno.

Asonada. El Comandante encargado de la Policía Metropolitana, manifestó: “Llamaron a la Policía a decir que habían llegado a invadir un lote”, dijo.
Y agregó: “Las personas lanzaron piedras y una de esas golpeó la cabeza a un patrullero. Por eso, se capturó a dos personas por el ataque a servidor público”, concluyó el oficial.

Dijo que hubo abuso.  William Mendoza dijo: “Llegó la Policía de una forma inusual, porque violaron un protocolo de desalojo. Con los bastones rompieron la polisombra”.
El quejoso argumentó que les lanzaron gas lacrimógeno: “Habían mujeres embarazadas. Y un agente me golpeó la espalda con una piedra “, afirmó.

Invirtió sus ahorros. José Romero siempre ha trabajado en el campo, pero le ofrecieron un negocio para poder tener su vivienda y compró dos lotes en el asentamiento que le costaron 12 millones de pesos. El negocio fue con una persona que vive en la zona de invasión, con quien fue a una notaría y legalizaron la venta: “Hace 15 días llegué acá y no he tenido problemas con nadie”. El hombre ha invertido otros 12 millones de pesos en la construcción de la casa.

Andrés Páez 

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